Quiero decir que no sé si me gusta tanto que este blog se esté transformando en un espacio de poesía y reflexión propia, inacabada, a veces cursi, desarticulada...
También quiero decir, y no por justificarme, aunque en realidad sí, que cuando intenté someter a discusión un tema (hace unos cuantos posts*) no obtuve ningún tipo de respuesta. Esperaba cuando menos una acalorada discusión bloguística, de aquellas almas de lucha que pululan en la blogósfera. Pero apenas una respuesta, y más aún, de mi mejor amiga! (Tengo la secreta sospecha de que yo le pedí que comentara)
En fin. No quiero que llegue Marzo. ¿Porqué tengo que pedir que no llegue? Simplemente debería no llegar. Porque no, no más. Porque no es tiempo, porque nos faltó tiempo. Porque es claro que aún no conseguimos arreglar el mundo...
Hacen falta más conversaciones de sobremesa, más viajes, descubrir más fronteras, más personas...
El negocio anda lento caserito, todavía no queman las papas.
¿Qué hacemos con el choclo? Su tonta huma!!!
Sigo con ganas de hablar de cualquier cosa. Generalmente cuando hablamos de cualquier cosa hablamos de cosas más interesantes que cuando hablamos de esos locos que estaban más locos que una, como Freud, Winnicott*, y todos esos nombres que se me olvidan en vacaciones.
Prefiero la locura de Raskolnikoff*, que asesinó a dos mujeres por el precio de una, y que tiene un libro entero en su honor.
Prefiero la locura de Rimbaud en el infierno*. ¡Mínimo que se vuelva loco si se va al infierno! ¿O no?
Prefiero un Santiago vacío, vacío de la gente que se extraña porque está lejos, veraneando en algún balneario, o durmiendo en un bar de mala muerte, llorando las penas de un amor no correspondido... Sí los hay, créanme, todavía existen esas personas que ahogan sus lágrimas infinitas en alcohol hasta casi bordear lo cursi del amor no correspondido... Créanme, pueden incluso ser mujeres... ¡Imaginen!
¡Imaginen! ¡Imaginen! ¡Imaginen! ¡Nada como imaginar! Nada como estar un par de minutos, que parecen horas, recostada en mi cama imaginando historias, reencuentros que jamás existirán, personajes de libros, y películas mamonas con música de fondo.
¿Me estaré volviendo loca?
Maupassant me contó que había un extraño ser, llamado el Horla*, que deambulaba por la casa, y poseía a las personas. Es de naturaleza superior al hombre, invisible e indestructible. Acosador, acecha a la vuelta de la puerta de entrada a la cocina...
Silencio! Escuchemos. Quizás detrás de nuestra cabeza, en este mismo instante, acaba de pasar el loco de la motosierra*.
Y sí. Este es un delirio de primera. Number one. Corriente de conciencia, le dicen los que saben, yo le llamo locura de verano, o una manera educada y diplomática de decir:
"¡¡¡Por la &%$·&# no quiero que se acaben las vacaciones!!!!"
Bueno, eso es to, eso es to, eso es todo amigos*.
**Bibliografía Complementaria** (o para descifrar un poco del excentricismo del texto):
- "Algo sobre el tiempo y nosotros mismos (2005 v/s 2006)", del blog Cherchez l'Intrus, este mismito
- "Freud, Winnicot", todos los profes de mi Escuela de Psicología
- "Crimen y Castigo", Fedor Dostoievsky
- "Una Temporada en el Infierno", Arthur Rimbaud
- "El Horla", Guy de Maupassant
- "El loco de la motosierra", película
- Porky
Tuesday, February 21, 2006
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