Tuesday, December 14, 2010

En tu funeral

Incrustaciones de papel blanco en mi mente transparente. Un vestido negro, las flores en mis manos. Lentes oscuros para guarecer mis lágrimas. No queda nada en mi memoria, el desolador y frío invierno arrasó con sus secretos.
Sólo los rugosos intentos que me quedaban de escribir tu nombre y devolvértelo. Supongo que eso es lo que he venido a hacer.

El epitafio rezará un par de versos cálidos, que regaré con mis lágrimas cuando te visite de vez en cuando:

"Corazón oscuro, corazón con muros, corazón que se esconde, corazón que está dónde?
Corazón en fuga, heridos de dudas de amor"
.

Tengo ganas de irme, de correr lejos, de hablar con mi analista de esto y de tantas cosas más. Todo sea, menos despedirme. Hay mucha gente alrededor, el lugar está repleto de historia, y por las paredes se proyectan todos los recuerdos de ti. Hay tanta gente.
Camino, respiro, no hay aire. Vacío. Silencio. Hay gritos, hay muertes, hay olvidos. ¡Quiero salir!
Gente de negro, gente de blanco, gente transparente. Gente adorno. Gente no vidente. Gente que sonríe. Gente que no sabe. Gente que me miente.
Gente que pregunta por ti. Gente que no entiende.

¡Necesito salir de aquí!

Pero no puedo, la salidas están cerradas, las escaleras son espejos, la ciudad desaparece y entonces creo que comienza la función.

Aún tengo un pedazo de palabra que me queda en la pollera. La tomo con mis dedos, la acurruco en mis pupilas, la desarmo con un beso. Pero cuando todos se vayan, cuando tarden aún en entender este silencio ensordecedor en mis oídos, me he de acercar a ti. O lo que quede de ti allí abajo. Tiraré las riendas de mi cordura para que te acompañen al viaje nuevo que emprendas. Borraré mis insultos de tu cuerpo y sólo te diré "amor". Derramaré las letras que me vayan quedando y en instantes compondré una canción eterna. Una canción que se quede aquí, en el mundo de los locos que seguimos vivos, recordándome de tanto en tanto que yo ese día me fui contigo. Y cuando se me acaben las horas, cubriré tu tumba con mis sueños antiguos, y violentamente te lanzaré un beso. Y cuando en fin ya no quede más, te prometé en silencio que no volveré a amar.

Y cubriré de tierra tus lágrimas confusas, cual poeta cubre de letras cada sueño post-derrota.

Y viviré el duelo para siempre, con la negrura en mi silencio, ese que no todos acaben de comprender cuando crean, en vano, que me ven sonreír.

Hasta siempre, mi amor.

"No saber si deberé una noche blanca
ofrecer mi corazón a la hermosura
de tu pelo que se asoma por las puertas,
por los árboles añosos, la leyendas que descansan en la playa oscura.

Ubicar mi pensamiento en un naufragio
no me ha sido nada fácil si lo pienso.
Hay un día de entre tanto que contemplas,
hay un sueño por soñar que luego inventas,
hay un tiempo largo y terco que presiento...

Sólo el sol habrá venido cuando quiera yo que venga el agua,
cuando todo manifieste tu sabor de espuma,
cuando luego de la bruma no haya nada!
Y al final sólo el sosiego con su manto cubrirá mi casa,
pasará por mi ventana, me dirá tu nombre,
y ya después de todo el tiempo, no sabré de nada...

De nada!

Sólo sé que no fui yo el de la agonía
y las nubes se pasaron a otros cielos,
pero aquello nos sirvió
y se fue tu cercanía que yo espero... yo espero!
Sólo sé que quien soñó la fantasía
se quedó con sus momentos olvidados,
y en lugar de un gran dolor
se enfrentó con la incerteza del pasado...

Pasado!

Sólo el sol habrá venido cuando quiera yo que venga el agua,
cuando todo manifieste tu sabor de espuma,
cuando luego de la bruma no haya nada!
Y al final sólo el sosiego con su manto cubrirá mi casa,
pasará por mi ventana, me dirá tu nombre,
y ya después de todo el tiempo, no sabré de nada...

De nada!

Sólo sé que no fui yo el de la agonía
y las nubes se pasaron a otros cielos,
pero aquello nos sirvió
y se fue tu cercanía que yo espero, yo espero!
Sólo sé que quien soñó la fantasía
se quedó con sus momentos olvidados,
y en lugar de un gran dolor
se enfrentó con la incerteza del pasado...
Pasado!

Sólo el sol habrá venido cuando quiera yo que venga el agua,
cuando todo manifieste tu sabor de espuma,
cuando luego de la bruma no haya nada!
Y al final sólo el sosiego con su manto cubrirá mi casa,
pasará por mi ventana, me dirá tu nombre,
y ya después de todo el tiempo, no sabré de nada..."

(Manuel Huerta, Agonía).

Monday, December 06, 2010

Maquillar-me, maquillar-te

Cada día amanecen en un sol tibio mis ganas de empezar otra vez. Me levanto, algo abatida por la noche repleta de esos sueños de ti de los que no te enterarás jamás, tomo el desayuno malhumorada, y pronto se hace la hora de seguir viviendo...

Las gotas de agua tibia caen sobre mi cuerpo enjabonado, y con ahínco refriego los pliegues de mi cuerpo turbulento, cambiante por los días y los tiempos, desde el último día en que jugamos a ser dos. Me visto, me peino, elijo ropajes apropiados para la ocasión, y es entonces el espejo, que ya no puedo evitar, quien se abalanza sobre mí.

Ahí están frente a mí: este cuerpo solitario, la sonrisa un poco falsa, esos ojos detenidos. Las pestañas cansadas por el desvelo vulnerable de la noche anterior. Las pupilas cabizbajas como buscando aquello que no es visible a la luz del día. Los párpados semiabiertos que ya han comenzado a enterrar los recuerdos que me quedaban de ti.

Gritan las paredes el anuncio matutino:
Es hora de seguir viviendo.

La mañana apurada me trae reuniones diversas y ganas de encontrar un rumbo. Camino agitada por las calles de Santiago, y en silencio me confieso a mí misma que aún habitas algunos espacios que han inmolado tu recuerdo. Esos espacios infinitos que aún no quiero terminar de matar.
Algunas calles de Providencia, donde aún atravieso pensando en la posibilidad de un encuentro fortuito, que de ocurrir nunca sería del todo fortuito ya que en mi mente siempre estuvo la fantasía de su ocurrencia, lo que me habría permitido adelantarme al hecho y preparar el terreno (arreglándome un poco el pelo, por ejemplo).

Pero nunca apareces.

Aunque siempre que paso por ahí miro más de la cuenta. Y cuando voy en auto tomo la derecha y es como si por unos minutos el mundo se silenciara y las bocinas a mis espaldas no fueran suficientes para detener mi anhelo de poder encontrarte caminando por ahí.

Y cuando paseo por el metro, cerca de los mundos que habitamos juntos, siempre suelto la mano de mi compañero, como un gesto de fidelidad, como si ese lugar fuese tuyo y mío, y no habitase en el nadie más.

Ahí donde siempre acompaño mi andar con alguna canción propicia que me llena el alma de estos recuerdos dolorosos de ti.

Y entonces llega mi ansiada clase de Danza. Que viene a ser como una oda a la explosión de un cuerpo que baila sus emociones contradictorias y se libera de ataduras. Las ataduras que colman mi día de maquillajes y cinismos cómodos. Ataduras que me han llevado estos meses a disfrazar la pena diaria de ganas de "seguir viviendo", cuando en realidad se trata sólo de las absurdas máscaras de siempre. Se trata de ser adecuada, se trata de bordear la vida obviando su más intenso dolor. Se trata de bailar las ganas de quebrarme en pedazos y correr a buscarte.

En vez de todo eso, dejo de fumar, hago dieta, salgo con amigos, y beso a un hombre que se parece un poco a ti. Y pienso que me gusta bastante estar con él, más de lo que pensé, y entonces pienso que podría ser que lo que construyo con él pueda tener algún futuro.

Porque se trata de pensar que sigo viva. Y hacer algo con ello. Y también con él. Aunque esté clavado en el "también".

Y entonces siento ese espacio vacío donde tú siempre vuelves. Donde tú siempre me vuelves a doler. Donde mis sueños y ganas de vivir me vuelven a matar. Donde me faltas irremediablemente tú.

Donde el llanto no es sino un dolor profundo en el pecho, un desgarro inexplicable y nuevo, donde no puedo seguir ocultando que estoy un poco muerta.

Y entonces dejo de caminar por la acostumbrada Providencia, cuando ya es evidente que no has aparecido y sólo me queda la sensación estúpida de seguir esperándote. Me detengo unos minutos, me siento y lloro un poco. En mitad de la calle, con tu dulce sonrisa que ya no aparece sino en mi mente. En medio de esto que es mi vida, con nuestra historia que ya no es sino recuerdo profundo, ese que dolerá para siempre.

Pero llegará finalmente la noche otra vez, con su inevitable delirio.
Y apuro el sueño, que inevitablemente a veces te trae de vuelta, aunque pronto llegue nuevamente la hora de maquillarme los ojos y disfrazarme el pecho.
Todo en medio de este delirio que es el arte de seguir viva, a pesar de que te has llevado un poco de mi muerte, contigo.

"This is the way you left me, I'm not pretending,
no hope, no love, no glory, no happy ending.
This is the way that we love, like it's forever,
then live the rest of our lives, but not together...

This is the hardest story that I have ever told,
no hope, no love, no glory, happy ending's gone for ever more."

(Mika, Happy Ending)