Thursday, March 11, 2010

Tiempos de tortugueo...

Aló? Aló? Aló?
Hay alguien ahí??

Amanda no contesta. Amanda no está, o está escondida, o dolida. O quizás simplemente se fue.

Amanda ya no lucha, ya no escribe, Amanda hoy silencia sus temores con las réplicas en el noticiero y el cambio de mando. Y la absurdidad de no estar de acuerdo y que eso sea lo que menos importa.

Amanda ya no critica: sus pacientes le han enseñado que papi Freud algo tenía de razón. Que el dolor puede sanarse, u olvidarse, o simplemente disimularse para darle en el gusto a la terapeuta.

Amanda ya no viste ropas viejas, gastadas, e intencionales. Amanda hoy viste pantalones de tela y blusas femeninas de uno o dos colores. Y no se maquilla demasiado, y lleva su pelo largo en tono natural, sin tintes ni reclamos.

Amanda ya encontró el amor. Una relación estable y serena en la cual no hay mucho que temer. Y Amanda no duda. Nunca, nunca! Y cuando duda, calla. Y se duerme, porque al despertar siempre las cosas vuelven a parecer más amables. Por lo tanto sólo hay que esperar. Y cuando llega un hombre con un encanto bajo el brazo, Amanda no sonríe con los labios, sino sólo con los ojos, no vaya a ser que después reaparezca la infranqueable insatisfacción.

Amanda ya no duda. Sólo se cansa, a veces. Pero cuando se cansa, duerme. Porque al día siguiente tiene que estudiar para su examen de grado, o bien ir a trabajar y jugar a ser psicóloga.

Por todo lo anterior, luego de una extensa reunión de alto mando, los administrativos de Blogger han llegado a formular algunas hipótesis con respecto al comportamiento de nuestra Amanda. Aquí algunas de esas conclusiones que creemos deben estar en el dominio de la opinión pública.

1) Creemos fervientemente que lo que tiene Amanda es miedo. Miedo de pensar demasiado. Miedo de poner en duda cosas que normalmente debería agradecer.
Porque cuando los suelos tiemblan, y los vecinos lloran y se angustian, y la gente pierde todo lo que tenía, lo que hay que hacer es agradecer la sobrevivencia. Y no buscar más.
Es lo que hay, y está bien. Se agradece. No molestarse en preguntar de más.

2) Hemos llegado a la conclusión que Amanda aún existe, no se ha ido aún a ningún lado. Simplemente está escondida, en su refugio secreto de cien paredes, y que por eso no ha vuelto a escribir. Sin embargo, tenemos serias dudas con respecto a su comportamiento físico: creemos que Amanda tiembla con la tierra, así en oleaje, aferrada al mundo y su vaivén. Y creemos que susurra a ratos, bajo el umbral de sus pupilas, una sentencia que antes acostumbraba a escribir en sus relatos: "no sé escribir, no sé escribir".

3) Por último, tenemos serias dudas de si Amanda volverá. Dejamos al criterio de ella y sus compañeros de vida, la posibilidad de devolverla al mundo que ella misma había creado antes. Tenemos la extraña intuición de que una parte de esta Amanda necesita volver a transitar los mundos locos de la vida, las cárceles silenciosas de nuestro cotidiano, para reírse y verse reflejada en ellas más de lo que creía.
Porque allí es donde ha nacido esta Amanda. y allí es donde debe volver. Antes de que sea demasiado tarde, y los perdones no alcancen a mostrarle su camino de regreso.