Sunday, September 08, 2013

Cala adentro


No había por qué esforzarse siempre por sentir lo incorrecto
pelear hasta el final por lo que uno creía
dejar de callarse las confesiones nocturnas
esas que nunca debí decir

No había por qué besarse las manos
mirarse a los ojos sonrientes
tú con el whisky, yo con el pisco,
y la sensación del mundo a cuestas

No teníamos por qué bailar juntos
esa noche como tantas
arrancarnos la ropa tras la puerta de la cocina
respirar ansiosos el olor de nuestra piel

No había por qué correr a tu puerta en la madrugada
escuchando una canción simple
sintiendo que dejaba la vida en tu búsqueda
en una nerviosa confesión de motel

No había por qué reírse, mirarse, jugar a sentir
Tocar los pies a medianoche
abrazarnos sin parar mientras dormimos
quedarse almorzar

No había por qué agregar problemas a la ausencia
inventar mil formas de tu rostro en mi ventana
obligarse en París al gusto amargo de una espera
enceguecer alrededores para buscar siempre tu recuerdo adentro

Cala adentro tu frase en mi memoria,
y me rasga las vestiduras cuando trato de seguir viviendo aquí
como cala amarilla dentro de un masetero en el velador
que es mi cuerpo en tus ojos irónicos y amantes

Cala y me rompes en dos
las ganas de cruzar la línea
y ponerme a gritar
de morderte la lengua
de sacarte un pedazo
y engullirte en mi tibieza
infinito
en mi sangre
en mi cuerpo
en mi explosión de ti

Sunday, January 06, 2013

Pequeño manifiesto


No creo en los abogados.
No creo que exista una sola Verdad.
No creo en los libros de historia.
Ni en un Golpe de Estado necesario.

No creo en el capitalismo.
Ni en las relaciones desechables.
No creo en los mil amigos de Facebook.

No creo que la política sea la única manera de cambiar el mundo.
Ni creo que los políticos estén ahí sólo para pervertir.
No creo que Flashdance sea sólo una película ochentera.
Ni creo que en realidad no sepamos qué sentir.

No creo que el amor sea un producto de Disney.
No creo en los mil demonios de mi cabeza.
No creo que en realidad ya no puedo ser bailarina.
Ni creo que un jefe tenga más poder que sus trabajadores.
No creo que la música sea sólo un pasatiempos.
Ni creo que la noche esté echa para dormir.
No creo en los silenciadores de historia.

Ni creo que estas palabras vayan a cambiar mucho.
Aunque tampoco creo que por eso deba callármelas.

Tuesday, December 25, 2012

Fin de análisis



Y me recosté sobre el diván. Una última vez.
Y me puse hablar de cualquier cosa. Que la danza, que la música, que mis amores y mis padres.
Y él nuevamente me interrumpió.
Y me reí. Y casi lloré.
Tuve miedo. ¿Y ahora qué?

Y entonces di las gracias.
Él se calló.
y no supimos qué más decir.

Era el momento de partir.
Había que seguir viviendo.
O creer que podría volver a vivir
más allá de las cadenas que arrastraban otrora mis pies
de pasado, de locura, de silente transitar.

¿Podrán estos pequeños pies de bailarina volver a correr descalzos por el jardín
mientras río y lloro y sueño y amo?

Estamos en la hora.
Chao R. Muchas gracias por todo.
¡Ah! Te traje un regalo.
Ahora sí. Chao R. Muchas gracias por todo.
¡Ah! Te tengo que pagar este último mes.
Ahora sí. Chao R. Muchas gracias por todo.
¡Ah! Se me olvidó preguntarte una cosa.

¿Podré realmente ser feliz?

Al cerrar la puerta tras de mi
una breve lágrima al borde de mi ojoizquierdo
y una emergente sonrisa con el lado derecho de mi boca.

Chao R. Muchas gracias por todo.
Ya volveré a escribir.

"Para el final quería más
y estuvo tu voz
estuvo tu voz"

(Chinoy, "Para el final")

Tranquilidad ante todo



Soy mi peor enemiga.
Peor que Úrsula, de La Sirenita. Peor que Maléfica de la Bella Durmiente. Peor que Cruela Deville.
Peor que todas las trampas que el Correcaminos tuvo que pasar.
Peor que mi propio Demonio de Tazmania.
Peor que la Reina Grimhilde.

Habito yo misma mi propia maldad.
He vuelto yo a caer en mi propia trampa
deshaciendo los pedazos de piel que me van quedando.

No es justo. Pero es perfecto.
Es lo que merezco porque yo misma me lo inventé.

Y juego a sonreír.

Un torbellino enmarañando sensaciones, risas nerviosas,
un secreto a voces.
Y yo ahí en medio pretendiéndome silente.
Cómplice. Prófuga.
Comprendiendo de más. Por ti y por mí a la vez.

Y aquí de nuevo, desterrada, me piso la cola.
Me atraganto tu nombre.
Me revuelvo tu boca con café.
Me desvelo en tu piel.

Y juego a sonreír.

Como si nada. Como si todo.
Como si nunca. Como si no importa.
Como si me llamarás mañana.
Como si dejaré por fin de pensar en ti.

Mañana cuando te vea en tu escritorio.
Y no pueda callarme más el beso al borde de los dientes.
Y te grite en el oído que me muero por dentro.
De ganas de quererte ahora a ti.

Y entonces juego a sonreír.

"Ven, ven y deja tus marcas
sorbetea esa ancla
quita y deja partir
¡Ven y vete!
Calla y no digas mañana
que la flor se atraganta

Si estás, quédate aquí
Hoy no empañemos el agua"

(Chinoy, "Hoy no empañemos el agua")

Friday, August 31, 2012

Final feliz



Tres amigdalitis. Tres influenzas.
Tres accidentes en auto.
Tres kilos de más.
Tres viajes.
Un anillo de tres argollas.

Tres amores. Tres desamores.
Tres veces en las que en realidad no me enamoré.

Nuestros dos años de relación. Otros dos años de no-relación.
Cuatro años queriéndonos.
A veces en silencio, a veces a viva voz.

Un millón de besos podría contar.
Sólo tres que nos permitieron dejarnos.

Sólo tres besos finales.
El primero curioso, tímido, ese que poco a poco nos reconocía.
El segundo violento, sensual, por tanto tiempo contenido.
El tercero tibio, moribundo, doloroso.

Una sola frase final: "te he querido tanto, tanto".
Tres lágrimas.
Tres palabras: "llegué. un beso."

Y la versión más valiente de mí misma: esa que se atreve de pronto a vivir sin ti. Sin tu esperanza. Sin tu recuerdo.

No me arrepiento de nada.
Simplemente te doy las gracias.
Por habernos amado tanto, tanto. Todo el tiempo.

No lo creí posible. Pero se terminó.
Hasta siempre, mi dulce FG.

Friday, July 15, 2011

Loco Mundo





Qué me dirían los niños imaginarios, si les dijera que hubo una época en que las personas no conversaban mirándose a la cara, sino interpuestas por pequeños cuadrados de plástico de diferentes colores que tenían teclas con números y letras. Una época en que cuando llovía la ciudad se inundaba, cuando salía el sol la gente se insolaba, y que el invierno tibio siempre se acompañaba de una manta gris que cubría el cielo. Una época en que la gente caminaba por las calles sin escuchar si había un perro ladrando o un niño llorando, porque andaba con unos aparatitos negros que se instalaban en el oído y que transmitían ondas sonoras que ellos elegían.




Qué me dirían los niños imaginarios, si les dijera que hubo un tiempo en que los niños no jugaban en la plazas, y los adolescentes se sentaban frente a pantallas de luz en vez de juntarse a conversar. Un tiempo en que los cumpleaños ya no eran un día de visitas y jolgorio, sino de saludos escritos en las mismas pantallas que cada uno tenía en sus casas. Un tiempo en que el colegio, el trabajo y la rutina ocupaban todo el día, y la gente salía en la madrugada de sus casas y llegaba de noche, luego de trasladarse por toda la ciudad. Un tiempo en que las preguntas no se hacían, porque daba miedo preguntar de más.

Qué me dirían los niños imaginarios, si les contara que hubo una vez un mundo en que las parejas se formaban porque era el momento, porque la edad lo requería, porque había que comprarse una casa para vivir, y era más fácil pagarla de a dos. Un tiempo en que habían más parejas separadas que juntas, y que uno ya no tenía cuatro abuelos, sino el abuelo, la abuela y la nueva pareja de la abuela que conoció luego de que echó al abuelo de la casa por golpearla demasiado, y que los niños vivían en la casa de sus madres algunos días, y salían con los padres otros días, y con la nueva mujer del padre que tenía hijos que eran como sus hermanos, pero no lo eran. Y además después no los volvían a ver porque los padres y las madres terminaban sus relaciones con sus parejas, y los niños no entendían mucho pero tampoco preguntaban demasiado.

Qué me dirían los niños imaginarios, si les contara que hubo un tiempo en que el amor no existía. Que se trataba más bien de necesidades individuales de estar con alguien, de compartir los gastos, de la importancia de tener hijos. Y no ya las ganas de compartir la vida, porque ya nadie sabía bien qué era eso, ni si estaban dispuestos a ceder el proyecto vital propio.




Qué me dirían los niños imaginarios si les dijera que hubo un mundo en que los adultos siempre decían que sentían que la vida se les había pasado volando y no sabían qué había pasado entre medio.




Qué me dirían si les dijera que hubo un tiempo en que nadie sabía bien decir si era o no feliz.




Yo creo que me dirían que no les gustaría haber vivido ahí. Aunque en realidad creo que muchos no me creerían que ese mundo realmente existió.

Sunday, July 10, 2011

Pedir 'de más'



Creo que pediste demasiado.



Intenté serlo. Intenté cumplir.

Intenté vivir contigo los resquemores de esta ciudad sucia.

Intenté dejar en tu piel el suave hálito de mi suspiro antes de partir.

Intenté jurarte que te esperaría, a pesar de los silencios y las preguntas.


Creo que pediste demasiado.


Pensé comprender, escuchar y callar.

Pensé adoptar ese solemne silencio cuando se trataba de hablar de ti.

Pensé dejar de preguntarme si no serías igual que él.

Pensé seducir yo mi propia noche, para que dejara ya de esperarte a ti.


Creo que pediste demasiado.


Me esforcé por contarle a mi rutina por qué ya no estabas en ella.

Me esforcé por explicarle a mis amigos por qué nunca quisiste venir.

Me esforcé por convencer a mi cuerpo que lo seguías extrañando.

Me esforcé por vivir con mi papá.


Creo que pediste demasiado.


Quise tragarme las lágrimas cuando alguien me preguntaba simplemente el por qué.

Quise no mirar a mi alrededor el cómo otros sí podían vivir así.

Quise guardarte en un lugar distinto, y proteger tu imagen de mis bajezas.
Quise estar incólume en la despedida, sólo para no dañar lo que encontrarías después.


Creo que pediste demasiado.


Y creo que supiste exactamente dónde me dolía, para entonces pedirme más.

Ahora, que ya no sé qué hacer con tu recuerdo y mi imperfecta espera

que sigue intentando y queriendo que no pidas más.



"Te he venido suponiendo en todos los días que me faltan tal cual si pudiera verlos como son

sólo quiero resumirte que al principio te pensaba

y que hoy contemplo en ti la costa donde voy...



Si te cuento que esta unión de dulce y sal me sujetó

y otras cosas parecidas que me envuelven y me dan de imaginar

es que me deleito tanto escuchándome inventarte en mi prisión...


Es mi ensueño preferido

no quisiera un día notar

que este encuentro no me sucedió jamás..."


(F. Delgadillo)

Tuesday, December 14, 2010

En tu funeral

Incrustaciones de papel blanco en mi mente transparente. Un vestido negro, las flores en mis manos. Lentes oscuros para guarecer mis lágrimas. No queda nada en mi memoria, el desolador y frío invierno arrasó con sus secretos.
Sólo los rugosos intentos que me quedaban de escribir tu nombre y devolvértelo. Supongo que eso es lo que he venido a hacer.

El epitafio rezará un par de versos cálidos, que regaré con mis lágrimas cuando te visite de vez en cuando:

"Corazón oscuro, corazón con muros, corazón que se esconde, corazón que está dónde?
Corazón en fuga, heridos de dudas de amor"
.

Tengo ganas de irme, de correr lejos, de hablar con mi analista de esto y de tantas cosas más. Todo sea, menos despedirme. Hay mucha gente alrededor, el lugar está repleto de historia, y por las paredes se proyectan todos los recuerdos de ti. Hay tanta gente.
Camino, respiro, no hay aire. Vacío. Silencio. Hay gritos, hay muertes, hay olvidos. ¡Quiero salir!
Gente de negro, gente de blanco, gente transparente. Gente adorno. Gente no vidente. Gente que sonríe. Gente que no sabe. Gente que me miente.
Gente que pregunta por ti. Gente que no entiende.

¡Necesito salir de aquí!

Pero no puedo, la salidas están cerradas, las escaleras son espejos, la ciudad desaparece y entonces creo que comienza la función.

Aún tengo un pedazo de palabra que me queda en la pollera. La tomo con mis dedos, la acurruco en mis pupilas, la desarmo con un beso. Pero cuando todos se vayan, cuando tarden aún en entender este silencio ensordecedor en mis oídos, me he de acercar a ti. O lo que quede de ti allí abajo. Tiraré las riendas de mi cordura para que te acompañen al viaje nuevo que emprendas. Borraré mis insultos de tu cuerpo y sólo te diré "amor". Derramaré las letras que me vayan quedando y en instantes compondré una canción eterna. Una canción que se quede aquí, en el mundo de los locos que seguimos vivos, recordándome de tanto en tanto que yo ese día me fui contigo. Y cuando se me acaben las horas, cubriré tu tumba con mis sueños antiguos, y violentamente te lanzaré un beso. Y cuando en fin ya no quede más, te prometé en silencio que no volveré a amar.

Y cubriré de tierra tus lágrimas confusas, cual poeta cubre de letras cada sueño post-derrota.

Y viviré el duelo para siempre, con la negrura en mi silencio, ese que no todos acaben de comprender cuando crean, en vano, que me ven sonreír.

Hasta siempre, mi amor.

"No saber si deberé una noche blanca
ofrecer mi corazón a la hermosura
de tu pelo que se asoma por las puertas,
por los árboles añosos, la leyendas que descansan en la playa oscura.

Ubicar mi pensamiento en un naufragio
no me ha sido nada fácil si lo pienso.
Hay un día de entre tanto que contemplas,
hay un sueño por soñar que luego inventas,
hay un tiempo largo y terco que presiento...

Sólo el sol habrá venido cuando quiera yo que venga el agua,
cuando todo manifieste tu sabor de espuma,
cuando luego de la bruma no haya nada!
Y al final sólo el sosiego con su manto cubrirá mi casa,
pasará por mi ventana, me dirá tu nombre,
y ya después de todo el tiempo, no sabré de nada...

De nada!

Sólo sé que no fui yo el de la agonía
y las nubes se pasaron a otros cielos,
pero aquello nos sirvió
y se fue tu cercanía que yo espero... yo espero!
Sólo sé que quien soñó la fantasía
se quedó con sus momentos olvidados,
y en lugar de un gran dolor
se enfrentó con la incerteza del pasado...

Pasado!

Sólo el sol habrá venido cuando quiera yo que venga el agua,
cuando todo manifieste tu sabor de espuma,
cuando luego de la bruma no haya nada!
Y al final sólo el sosiego con su manto cubrirá mi casa,
pasará por mi ventana, me dirá tu nombre,
y ya después de todo el tiempo, no sabré de nada...

De nada!

Sólo sé que no fui yo el de la agonía
y las nubes se pasaron a otros cielos,
pero aquello nos sirvió
y se fue tu cercanía que yo espero, yo espero!
Sólo sé que quien soñó la fantasía
se quedó con sus momentos olvidados,
y en lugar de un gran dolor
se enfrentó con la incerteza del pasado...
Pasado!

Sólo el sol habrá venido cuando quiera yo que venga el agua,
cuando todo manifieste tu sabor de espuma,
cuando luego de la bruma no haya nada!
Y al final sólo el sosiego con su manto cubrirá mi casa,
pasará por mi ventana, me dirá tu nombre,
y ya después de todo el tiempo, no sabré de nada..."

(Manuel Huerta, Agonía).