"No conforme con tus ojos
te propongo menos cielo y más abrazo,
hace tiempo que te sueño y no sé cómo explicárselo a estas manos.
Sigues siendo irremediable..."
(A. Filio)
Menos cielo y más abrazo,
menos tiempo y más verdad,
menos ojos, menos manos,
menos sueño y más cansancio...
Por una vez, en vez de seguir luchando,
pensemos que no somos nadie,
por una vez, y para siempre,
menos silencio para pensar
y más sonrisas por qué brindar.
Acaso no saben que la noche les canta una canción,
acaso no saben que la distancia los reclama
allá lejos,
separados por el verde sureño y las mañanas de sol y mermelada alemana...
Un küchen para mamá.
Un abrazo para recordar.
Respiro hondo, para que se quede
todo lo vivido,
todo lo sentido...
Por una vez, un poco más de mí y menos de tí,
y de tus besos esquivos
por una vez, una y primera vez,
un viaje para quedarse,
un hogar ambulatorio que ahora extraño...
De vuelta, frente al pc y la inminencia de mil recuerdos,
sólo repito suavemente un "hasta luego" reposado,
re-pensado, re-soñado.
Y un küchen para mamá.
Los momentos que ahora guardo conmigo,
los momentos que ya no se van...
Tanta gente, tantas historias, testimonios de lucha,
de bondad...
Fui por dos semanas el caminante que siempre quise ser,
y descubrí entre pupilas los sueños que cuando niña alimenté.
Fue/fui real,
el viaje se queda conmigo,
el viaje y mis sueños,
el viaje y las esperanzas que existían mucho antes de que pudiera yo descubrirlas.
Sí, el mundo existía antes de ser descubierto,
y ahora está aquí,
en un recuerdo veinteañero que jamás olvidaré...
No se irán nunca,
nunca porque están en el espacio preciso entre el frondoso bosque verde y el amanecer del sur,
nunca porque están ahí donde yo existo,
ahí mismo donde me reinventé,
incluso antes de redescubrirme pequeña...
Guantes chilotes para el invierno,
una mistela para brindar,
un anillo a gamba,
y una foto, sólo una foto,
una foto y todo lo demás...
He vuelto, pero no te vas, tú no te vas,
tú, trovadora ilusión,
hermitaño corazón
de mis ganas de viajar,
tú, sueño quinceañero por fin de verdad,
tú no te vas jamás,
porque eres la acumulación de historias
compartidas con personas que nunca volveré a ver,
de sonrisas tan fugaces, tan inascibles como el instante
que en un momento nos retuvo en una sobremesa familiar,
y al minuto siguiente nos llevó lejos, con mochilas y toda la vida a cuestas,
a empeñar nuevos horizontes.
Tú, tan pequeña,
tan infinitamente breve,
tú no te irás jamás...
Cuando empiezo a escribir nunca sé qué voy a escribir,
y hoy sólo sé que escribo esto a modo de agradecimiento,
de extraña quietud,
para sentarme frente al computador,
y a la inminencia de un nuevo marzo
respirando hondo,
para que todo se quede, todo lo vivido...
Los recuerdos: sur, viaje, mochileo, Vale, Chika, Tía María, Sra. Pilar,
están en el preciso lugar,
ahí donde estoy yo ahora,
ahí donde recuerdo hoy y para siempre
porque hoy soy un poco más del viento, que de nadie...
Sunday, February 19, 2006
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