Tuesday, December 14, 2010

En tu funeral

Incrustaciones de papel blanco en mi mente transparente. Un vestido negro, las flores en mis manos. Lentes oscuros para guarecer mis lágrimas. No queda nada en mi memoria, el desolador y frío invierno arrasó con sus secretos.
Sólo los rugosos intentos que me quedaban de escribir tu nombre y devolvértelo. Supongo que eso es lo que he venido a hacer.

El epitafio rezará un par de versos cálidos, que regaré con mis lágrimas cuando te visite de vez en cuando:

"Corazón oscuro, corazón con muros, corazón que se esconde, corazón que está dónde?
Corazón en fuga, heridos de dudas de amor"
.

Tengo ganas de irme, de correr lejos, de hablar con mi analista de esto y de tantas cosas más. Todo sea, menos despedirme. Hay mucha gente alrededor, el lugar está repleto de historia, y por las paredes se proyectan todos los recuerdos de ti. Hay tanta gente.
Camino, respiro, no hay aire. Vacío. Silencio. Hay gritos, hay muertes, hay olvidos. ¡Quiero salir!
Gente de negro, gente de blanco, gente transparente. Gente adorno. Gente no vidente. Gente que sonríe. Gente que no sabe. Gente que me miente.
Gente que pregunta por ti. Gente que no entiende.

¡Necesito salir de aquí!

Pero no puedo, la salidas están cerradas, las escaleras son espejos, la ciudad desaparece y entonces creo que comienza la función.

Aún tengo un pedazo de palabra que me queda en la pollera. La tomo con mis dedos, la acurruco en mis pupilas, la desarmo con un beso. Pero cuando todos se vayan, cuando tarden aún en entender este silencio ensordecedor en mis oídos, me he de acercar a ti. O lo que quede de ti allí abajo. Tiraré las riendas de mi cordura para que te acompañen al viaje nuevo que emprendas. Borraré mis insultos de tu cuerpo y sólo te diré "amor". Derramaré las letras que me vayan quedando y en instantes compondré una canción eterna. Una canción que se quede aquí, en el mundo de los locos que seguimos vivos, recordándome de tanto en tanto que yo ese día me fui contigo. Y cuando se me acaben las horas, cubriré tu tumba con mis sueños antiguos, y violentamente te lanzaré un beso. Y cuando en fin ya no quede más, te prometé en silencio que no volveré a amar.

Y cubriré de tierra tus lágrimas confusas, cual poeta cubre de letras cada sueño post-derrota.

Y viviré el duelo para siempre, con la negrura en mi silencio, ese que no todos acaben de comprender cuando crean, en vano, que me ven sonreír.

Hasta siempre, mi amor.

"No saber si deberé una noche blanca
ofrecer mi corazón a la hermosura
de tu pelo que se asoma por las puertas,
por los árboles añosos, la leyendas que descansan en la playa oscura.

Ubicar mi pensamiento en un naufragio
no me ha sido nada fácil si lo pienso.
Hay un día de entre tanto que contemplas,
hay un sueño por soñar que luego inventas,
hay un tiempo largo y terco que presiento...

Sólo el sol habrá venido cuando quiera yo que venga el agua,
cuando todo manifieste tu sabor de espuma,
cuando luego de la bruma no haya nada!
Y al final sólo el sosiego con su manto cubrirá mi casa,
pasará por mi ventana, me dirá tu nombre,
y ya después de todo el tiempo, no sabré de nada...

De nada!

Sólo sé que no fui yo el de la agonía
y las nubes se pasaron a otros cielos,
pero aquello nos sirvió
y se fue tu cercanía que yo espero... yo espero!
Sólo sé que quien soñó la fantasía
se quedó con sus momentos olvidados,
y en lugar de un gran dolor
se enfrentó con la incerteza del pasado...

Pasado!

Sólo el sol habrá venido cuando quiera yo que venga el agua,
cuando todo manifieste tu sabor de espuma,
cuando luego de la bruma no haya nada!
Y al final sólo el sosiego con su manto cubrirá mi casa,
pasará por mi ventana, me dirá tu nombre,
y ya después de todo el tiempo, no sabré de nada...

De nada!

Sólo sé que no fui yo el de la agonía
y las nubes se pasaron a otros cielos,
pero aquello nos sirvió
y se fue tu cercanía que yo espero, yo espero!
Sólo sé que quien soñó la fantasía
se quedó con sus momentos olvidados,
y en lugar de un gran dolor
se enfrentó con la incerteza del pasado...
Pasado!

Sólo el sol habrá venido cuando quiera yo que venga el agua,
cuando todo manifieste tu sabor de espuma,
cuando luego de la bruma no haya nada!
Y al final sólo el sosiego con su manto cubrirá mi casa,
pasará por mi ventana, me dirá tu nombre,
y ya después de todo el tiempo, no sabré de nada..."

(Manuel Huerta, Agonía).

Monday, December 06, 2010

Maquillar-me, maquillar-te

Cada día amanecen en un sol tibio mis ganas de empezar otra vez. Me levanto, algo abatida por la noche repleta de esos sueños de ti de los que no te enterarás jamás, tomo el desayuno malhumorada, y pronto se hace la hora de seguir viviendo...

Las gotas de agua tibia caen sobre mi cuerpo enjabonado, y con ahínco refriego los pliegues de mi cuerpo turbulento, cambiante por los días y los tiempos, desde el último día en que jugamos a ser dos. Me visto, me peino, elijo ropajes apropiados para la ocasión, y es entonces el espejo, que ya no puedo evitar, quien se abalanza sobre mí.

Ahí están frente a mí: este cuerpo solitario, la sonrisa un poco falsa, esos ojos detenidos. Las pestañas cansadas por el desvelo vulnerable de la noche anterior. Las pupilas cabizbajas como buscando aquello que no es visible a la luz del día. Los párpados semiabiertos que ya han comenzado a enterrar los recuerdos que me quedaban de ti.

Gritan las paredes el anuncio matutino:
Es hora de seguir viviendo.

La mañana apurada me trae reuniones diversas y ganas de encontrar un rumbo. Camino agitada por las calles de Santiago, y en silencio me confieso a mí misma que aún habitas algunos espacios que han inmolado tu recuerdo. Esos espacios infinitos que aún no quiero terminar de matar.
Algunas calles de Providencia, donde aún atravieso pensando en la posibilidad de un encuentro fortuito, que de ocurrir nunca sería del todo fortuito ya que en mi mente siempre estuvo la fantasía de su ocurrencia, lo que me habría permitido adelantarme al hecho y preparar el terreno (arreglándome un poco el pelo, por ejemplo).

Pero nunca apareces.

Aunque siempre que paso por ahí miro más de la cuenta. Y cuando voy en auto tomo la derecha y es como si por unos minutos el mundo se silenciara y las bocinas a mis espaldas no fueran suficientes para detener mi anhelo de poder encontrarte caminando por ahí.

Y cuando paseo por el metro, cerca de los mundos que habitamos juntos, siempre suelto la mano de mi compañero, como un gesto de fidelidad, como si ese lugar fuese tuyo y mío, y no habitase en el nadie más.

Ahí donde siempre acompaño mi andar con alguna canción propicia que me llena el alma de estos recuerdos dolorosos de ti.

Y entonces llega mi ansiada clase de Danza. Que viene a ser como una oda a la explosión de un cuerpo que baila sus emociones contradictorias y se libera de ataduras. Las ataduras que colman mi día de maquillajes y cinismos cómodos. Ataduras que me han llevado estos meses a disfrazar la pena diaria de ganas de "seguir viviendo", cuando en realidad se trata sólo de las absurdas máscaras de siempre. Se trata de ser adecuada, se trata de bordear la vida obviando su más intenso dolor. Se trata de bailar las ganas de quebrarme en pedazos y correr a buscarte.

En vez de todo eso, dejo de fumar, hago dieta, salgo con amigos, y beso a un hombre que se parece un poco a ti. Y pienso que me gusta bastante estar con él, más de lo que pensé, y entonces pienso que podría ser que lo que construyo con él pueda tener algún futuro.

Porque se trata de pensar que sigo viva. Y hacer algo con ello. Y también con él. Aunque esté clavado en el "también".

Y entonces siento ese espacio vacío donde tú siempre vuelves. Donde tú siempre me vuelves a doler. Donde mis sueños y ganas de vivir me vuelven a matar. Donde me faltas irremediablemente tú.

Donde el llanto no es sino un dolor profundo en el pecho, un desgarro inexplicable y nuevo, donde no puedo seguir ocultando que estoy un poco muerta.

Y entonces dejo de caminar por la acostumbrada Providencia, cuando ya es evidente que no has aparecido y sólo me queda la sensación estúpida de seguir esperándote. Me detengo unos minutos, me siento y lloro un poco. En mitad de la calle, con tu dulce sonrisa que ya no aparece sino en mi mente. En medio de esto que es mi vida, con nuestra historia que ya no es sino recuerdo profundo, ese que dolerá para siempre.

Pero llegará finalmente la noche otra vez, con su inevitable delirio.
Y apuro el sueño, que inevitablemente a veces te trae de vuelta, aunque pronto llegue nuevamente la hora de maquillarme los ojos y disfrazarme el pecho.
Todo en medio de este delirio que es el arte de seguir viva, a pesar de que te has llevado un poco de mi muerte, contigo.

"This is the way you left me, I'm not pretending,
no hope, no love, no glory, no happy ending.
This is the way that we love, like it's forever,
then live the rest of our lives, but not together...

This is the hardest story that I have ever told,
no hope, no love, no glory, happy ending's gone for ever more."

(Mika, Happy Ending)

Friday, October 22, 2010

Noche de fantasmas


Hoy me daré el lujo de no escribir, sino simplemente citar.

Citar los versos incomparables de un excelente cantautor chileno que, por qué no decirlo, describe en palabras perfectas los innombrables estados del alma.

Por este intento de mujer, que esta noche te piensa.

Porque mientras tú tocas en este instante tus últimas canciones y sueños
yo soy demasiado cobarde como para pedirle a él que me venga a buscar...
Porque pienso demasiado en ti ahora,
y tú estás demasiado lejos como para enterarte
y yo demasiado herida para recordarte
y él demasiado paciente para odiarme...

Todo es triste
esta noche, con tu ausencia en mi vientre
y las palabras que ya no tengo
para decirte que, de un modo incomprensible y loco,
fuera de este mundo y lejos del que alguna vez construimos juntos,
con las mejillas lagrimosas y mis ganas de odiarte,
extrañamente,
locamente,
y a pesar de mi misma,
sigues habitando mi memoria
como un fantasma irrenunciable...

Ese mismo que no permite estar con él por esta noche.

Ahora lo que me convoca esta noche: gracias O.L. por las palabras y acordes precisos,
que vienen a llenar de intensa mis silencios esta noche
incluso después de algún tiempo sin escucharte...

Citaré en dos parte. Como mi cuerpo, que esta noche esta dividido en dos.

[1:A TI]

"No es cierto que te irás, al menos no por hoy,
al menos mientras esto siga desviándome hacia ti,
al menos mientras siga siendo calle a media noche,
árbol arrancado de raíz...

¡¿Qué es esta red que enreda mi mañana,
qué es esta pegajosa realidad agujereada al límite de lo posible?!
¿Será que se cerró, será que se cerró y que ya no puedo irme?

Acércate, vereda a pleno sol, mujer desnuda y sola,
tratando de partir hacia donde mis manos no te alcancen,
hacia donde mi voz es como una ventana sin abrir...

¡Qué sola está mi voz en medio de la noche, en esta red que no puedo formar!
¡Que lejos y qué largos se me hacen los días!
Eres como una flecha, eres como una huella en esta piel vacía...

No es cierto que te irás, al menos mientras siga yo clavado aquí,
no es cierto que te irás, mientras no te hayas ido...

¡¿Y cuántos más millones de palabras pueden hacer intento de buscar
una ruta de vuelta hasta donde no hay ruido?!

No es cierto que te irás,
no es cierto que te irás mientras no te hayas ido..."

(Oscar Lazo, "No es cierto que te irás")


[2: A ÉL]

"Ella quisiera decirle que sí, que por fin en su búsqueda el tren se ha detenido en él,
Él no la quiere seguir, no quiere marchitar su silencio de marfil con su oscuridad,
Y la sirena del metro apresura el final
Ella decide salir, Él lucha por entrar,
y el tren les cierra la puerta y la mañana muerta no va a terminar,
al menos por ahora.

¡Y así pasan las estaciones y las horas,
Ella da cuerda al reloj, mientras Él se enamora!

Dos veces más el invierno pasó, y el sueño despedazado persigue aún el metro,
tal vez se van a encontrar, y quién podría aceptar que aquello fue el final,
y mientras pasan las horas se asoma por el balcón de su nueva nostalgia
se tira sobre la cama y da cuerda a su reloj...

Yo sólo sé que no es la agonía lo que cubre esta distancia
La lluvia sólo da alas al hacer estatuas de tú y yo,
dándole cuerda a relojes de la infancia...

Y Ella da cuerda al reloj mientras Él se enamora"

(Oscar Lazo, "Instrucciones para dar cuerda a un reloj")

Nada más que decir. Un lujo haber conocido a un gran músico como él.
Un regalo que esta música me acompañe tantos momentos oscuros de palabra y dolor.

Wednesday, October 13, 2010

F.á.c.i.l.

Todo es fácil.
Fácil el modo en que me enseñaste a odiarte. Fácil el modo en que te pude perdonar.
Fácil el camino que me llevó a otros nombres. Fácil la distancia que se nos instaló en medio.

Fácil mi cuerpo desnudado ante tu ausencia.
Fácil mis ganas de arrancarte la cabeza.
Fácil esa noche que pasé lejos de ti. Fácil cuando en estallido te nombré.

Todo es fácil.
Fácil la pastillita milagrosa para olvidar.
Fácil, por mis ganas de matar.
Fácil con el silencio a cuestas y el invierno que tan pronto no acabó.

Fácil porque me pediste que me fuera. Fácil porque te dejé partir.
Fácil porque de pronto han aparecido nuevos sueños mientras fumo mi cigarrito nocturno. Ese que nunca me perdonaste.
Fácil porque han habido quienes supieron matarte primero.
Fácil porque no pude más.

Fácil porque elegí vivir.
Fácil, porque después de todo, fuiste tú el que eligió matar.


"Decidieron compartir melancolías, soledades y fantasmas a la par,
miedos locos, tristezas y alegrías, y juraron no engañarse nunca más.
Decidieron vadear el ancho muro que separa la mentira y el perdón,
y revolcarse en el olvido hasta borrar las heridas de una espina envuelta en flor...

Es mejor caminar, que parar y ponerse a temblar,
Es mejor caminar, que parar y ponerse a temblar..."

(Revolver)

"Desperté y el silencio supo a ti
y al abrir la ventana supe más,
supe que la mañana se podía recortar
para enviarla en un sobre a donde sueles despertar...
¡Qué maneras extrañas tengo para recordar!

Desperté y respirando comprendí
que detrás de un milagro vienes tú
hace tantos inviernos que no puedo rescatar
al adiós que en el tiempo nos partió por la mitad
tú del brazo del viento y yo mirándote volar.

Qué maravilla es poder sentirte aunque no estás,
siempre supe que en el viento te podías quedar,
qué maravilla es poder sentirte aunque no estás,
siempre supe que en viento te podías quedar...

Las historias hermosas son así
nos promten de lejos ser verdad,
le pedimos al tiempo que les traiga por acá
y al final en un sueño suelen ser casualidad
a la vuelta del corazón volvemos a empezar.

Como nube la dicha nos llovió
sin saber hasta dónde caminar
Y a tu mundo pequeño le inventaba una canción
delicada y perfecta como alma de caracol,
tú dormiste y la luz después del día nos llevó...

Qué maravilla es poder sentirte aunque no estás,
siempre supe que en el viento te podrías quedar,
qué maravilla es poder sentirte aunque no estás,
siempre supe que en el viento te podías quedar..."

(A. Filio)

Wednesday, October 06, 2010

Mírame bien


Mírame bien.

Detrás del tímido maquillaje de ojos, detrás de la sonrisa traviesa y las ganas de vivirlo todo rápido, detrás de las palabras que se me atropellan cuando he de mirarte, hay mucha historia que se me atraganta cuando se trata de sentir.

No soy la mujer-retrato, la que sonríe demasiado y piensa que todo está bajo control. No soy la mujer-presente, que puede colmarte el día de aventuras nimias sin hacerse cargo del recuerdo póstumo. No soy la virginal transeúnte que se enamora con cada promesa nueva al viento y se entrega por un poco de locura apasionada, por las ganas que tengo de que me desates el botón.

No soy la mujer-dispuesta.

Porque vengo de un pasado que me ha enterrado muchas veces las ganas de existir. Vengo de lugares inóspitos donde me han enseñado que soñar es la locura menos honesta a la se puede jugar.
Vengo de un lugar donde las palabras muchas veces no me dejan dormir, porque se me acumulan en los ojos las ganas de gritarle al mundo que estoy sola. Vengo del lugar donde el peso en mi bolsillo me ha llevado tantas veces al fondo del mar, tantas veces.

Vengo del lugar donde me enseñaron a mentir. Vengo del lugar donde las promesas fueron vanas, los sueños absurdos, y todo de pronto se volvió desechable, a pesar incluso de mi otrora incansable lucha.

Soy, en cambio, la mujer-rota. La mujer-papel. La que se cansa de volver a empezar. La que teme profundamente volver a ser desenmascarada. La que tiembla con tu cuerpo, más allá de su calor. Porque estás lleno de espinas. Y porque mi cuerpo está rasgado con los hombres que antes lo han habitado. Porque han zurcado en mi nombre las letras con tanta inconsistencia. Porque me vuelvo transparente en tus ojos, y se me colman en los pies bailables las ganas de arrancar. Porque tantas veces me ahogo de mis propios recuerdos, de mis propias decepciones.

Soy la mujer-coraza. La mujer-tortuga. La mujer-máscara.

La que se arropa con sus intentos de sanar. La que se enfría con cada vez que tus manos en mi piel nos traen el deseo de llorar. La que está a punto de quebrarse en tus pupilas, para mostrarte que tampoco serás capaz de sostenerme el alma. Para demostrarle al mundo que todo está un poco muerto. Para contarle a mi padre que esa noche no lo perdoné.

La que, muy a pesar de sí misma, hoy vuelve a sentir.

Y eso la vuelve a llenar de ataduras y metáforas. Como una sana forma de volverse menos real. Como el modo que he encontrado de hacer que todo parezca como extraído de una buena película incomprensible, esa que transmitieran en el Biógrafo un miércoles en la tarde.
Para arrebatarte en los ojos la ganas que despiertas de herirme otra vez.

Monday, October 04, 2010

Como la lluvia, caerás!


Siento cómo poco a poco se me agotan los sueños de ti. Cómo poco a poco me canso de pensarte, de buscarte entre mi silencio, de defenderte de mi entrega y dolores profundos que te odian sin parar. Cómo sin saber cuándo ni dónde, de pronto dejaste de ser el hombre que tanto esperé.

Quizás sea por mis ganas arrebatadas de ser libre otra vez. O por la culpa que nunca me ha permitido pensar en dos hombres a la vez. Quizás porque la espera ya rodea casi la locura, o simplemente porque llegó el punto de dejar caer. Dejar caer las cosas por su propio peso, dejar caer los sueños que me ataban a ti, dejar caer recuerdos, palabras, silencios y entredichos que nunca acabé de comprender.

Dejar caer el silencio que se inunda en tus promesas antiguas.
Dejar caer de pronto la imagen de aquel hombre que siempre quise que fueras.

Momento de cierres, de despedidas. Sorpresas turbias bajo el mantel de mi noche. Camisas oscuras que reclaman tu muerte. Un adiós entre dientes que nunca supe pronunciar al tiempo.
Al tiempo en que nos devoraron las almas. Al tiempo en que se acabaron los minutos, donde de pronto todo lo nuestro apareció como en un libro de microcuentos tirado en las afueras de un metro antiguo del Gran Santiago.

Ese Santiago melancólico y cabizbajo. Ese Santiago bohemio lleno de alcohol y pasiones arrebatadas. Ese Santiago meditabundo que aún habitas en las calles húmedas de rocío nocturno.
Derrámate en mi el tiempo que aún te quede para habitarme el cuerpo. Inúndame el alma de esa dulzura helada que me colma el tiempo y mis deseos de ti, que ya sabré abrigarme el alma y arropar mi llanto cuando ya no quede espacio para guarecerme en ti.

Porque cuando acabe el invierno, cuando la noche deje de ser tuya entera de misterios, cuando el silencio de pronto se colme de nuevas canciones y la lluvia sea dulce y transparente otra vez, dejarás pronto de habitar mi alma. Caerás entre las mil promesas vacías, y las infinitas mujeres de mí que nunca llegaste a conocer.
Que por este esqueleto de mi historia, sabrás perderte entre las venas de un pasado roído por el aire de mi voz. Sabrás morir entre los papeles rugosos que por fin serán llevados al vertedero de mi epitafio. Y serás de piedra, de aire transparente que se pierde en un suspiro y es devuelto tibio, masticado por un beso, que daré al hombre que haya decidido acompañarme, a pesar de mi misma y de esta historia que aún te recuerda. Aquel que decida en fin esperarme a pesar de ser todo lo imperfecta que siempre me recordaste que era, que decida desnudarme, a pesar de mis miedos y pasiones ocultas, y que me vuelva real, de nuevo, entre tanta lágrima...

Sabrás caer por tu propio peso. Que fue el peso que quise sostener de ti cuando te tome del brazo y decidí amarte como nadie. El peso que aquella vez te impidió cerrar los ojos, cuando entre gritos te pedí que me besaras. El peso que elegiste de ti mismo, esa noche en que elegiste perderme con la niebla, en vez de soñar el vértigo que yo me aprendí de memoria desde el día en que te ví matarme por primera vez.

Cuando ya no queden lágrimas para este final, sabrás amor, caer para siempre, infinito en tu humedad dispersa, donde a pesar de mi cuerpo frío y mis baúles de recuerdos, te veré deshacerte a mi alrededor con un nuevo misterio entre los dientes, esos que de golpe dejaron de sonreír en ti.

...................
"Cuentan que cuando un silencio aparecía entre dos
era que pasaba un ángel que les robaba la voz
Y hubo tal silencio el día que nos tocaba olvidar
que de tal suerte yo todavía no terminé de callar...

Todo empezó en la sorpresa, en un encuentro casual,
pero la noche es traviesa cuando se teje el azar
Sin querer se hace una ofrenda que pacta con el dolor,
y pasa un ángel, se hace leyenda, y se convierte en amor.

Ahora comprendo cuál era el ángel que entre nosotros pasó,
era el más temible, el implacable, el más feroz!
Ahora comprendo en total este silencio mortal:
ángel que pasa, besa y te abraza,
ángel para un final..."

(Silvio Rodríguez)

Wednesday, September 29, 2010

En París...




El viento de la tarde nos traía un millón de historias en el pelo transparente de nuestros años gastados. Las comisuras de tus labios mientras me mirabas ahí, perplejo, apenas callaban las ganas que teníamos ambos de gritarnos el par de verdades que nunca fuimos lo suficientemente valientes para decirnos a tiempo. Ese cabello oscuro en tu frente, y como siempre algunas canas, hoy más que ayer, y el clásico estilo de hombre un poco loco, aunque demasiado honesto para ser de verdad. Esa extraña mirada infantil, con el dantesco modo de decirme en silencio que todo estaba bien, aunque yo siguiera empeñándome en creer lo contrario. Me miraste sorprendido y sonriente a la vez, como si ambas cosas pudieran sentirse al mismo tiempo, esa sensación de sorpresa alegre, cuando aún no resolvíamos qué era lo que nos traía contentos en realidad.


"¿Qué tal tu vida, cómo está la ciudad más bella del mundo, y tú paseándote por ella? ¿Sigues acaso sintiendo que tienes el destino a tus pies? ¿Cómo fue esto de vivir la vida, esa misma que alguna vez quisimos que fuera para los dos?"
"¿Y tú, qué tal las ganas eternas de volverte loca? ¿Cómo van esos deseos inconclusos de cuestionarlo todo y vivir “al lado del camino”, por sentirte siempre un poco más libre con eso?"


Entonces las palabras comenzaron a atropellarse entre sí, por tantos años acumulados esperando un encuentro como este. Y mientras yo pensaba que esa ciudad en el fondo era mía y no tenías ningún derecho a quitármela, tú examinabas con disimulo mi cuerpo cambiado por lo años y un par de hijos que habitaron mi vientre gastado por la desilusión. Y mientras tú seguías pensando en cuándo harías las preguntas de rigor, aquellas más temidas por ambos, yo examinaba minuciosamente ese estómago algo más protuberante que la última vez, y con ternura sentía conocerlo mucho mejor de lo que jamás habría sido comprensible por nadie.


París se abría entre los pinos con un olor lentamente a café de tarde, con un fondo de Cabrel y su clásico Je l’aime à mourir que se escuchaba en el bar de la esquina. Las luces del parque comenzaban a encenderse, y el Sena de pronto volvía a teñirse de su burdeo melancólico que desde hace algunos meses recibía mis meditaciones luego del trabajo y las clases. Rodeaban las parisinas en sombrero tímido de otoño a nuestro alrededor, y los franceses toscos de chaqueta y corbata plagaban el centro, con el apuro de quien no es del todo consciente de estar viviendo. Y de fondo tú y yo, otra vez, en medio de un todo y nada al que ya tan acostumbrados estábamos hace siglos. Entonces tu mano izquierda fue de pronto a parar a mi brazo derecho, tomándome con suavidad, mientras tus labios pronunciaban un par de palabras que apenas alcancé a escuchar, y percibí de pronto, confusa por el movimiento rápido de tu amabilidad, que en tu dedo reposaba lapidario un anillo. Y entonces, en interferencia con mi pensamiento veloz que sacaba un millón de conclusiones sobre tu vida y cómo el destino nos había llevado finalmente tan lejos, escuchaba entre la gente que tú decías “verte ahora”, “tan lejos”, “qué loco”, y algunas risas incómodas que me recordaron una época en que apenas nos podíamos mirar de frente, ahí cuando fuimos demasiado cobardes y la verdad era aún ensordecedora para ambos. “¿Es europea?” pregunté entonces, así de golpe, como aludiendo a que las máscaras entre nosotros hace tiempo habían decidido caerse. Pero nunca respondiste, como tan bien supiste hacerlo desde siempre, sino que hablaste de tiempos confusos, de nuevos aires, de esta vida loca que nos traía por aquí, de por qué no íbamos a alguna parte. Y reíste. Eterno en tu risa, con ese modo que a veces tenías de no decirme toda la verdad.

Y fuimos a un bar. Y bebimos un vino, francés esta vez, ese que ahora sí te gustaba beber de vez en cuando, por la edad y la adultez joven que llamaban, quizás. Y no hablamos mucho, más bien nos miramos, repasando con cuidado el recuerdo de nuestros rostros, quizás arrepentidos por las arrugas que el cigarro colaba en los pliegues de la frente, y los ojos enrojecidos por el humo y la nostalgia. Y con los labios azules de vino y desvelo, nos reímos al caer la noche, un poco de nosotros mismos, y un poco de este París extraño que nos recibía, con ataduras por la hora y la preocupación por llegar tarde esa noche a casa, donde a ambos nos esperaban seres de otros mundos e idiomas.

Y entonces, como si ya no quedara más que decir, decidí despedirme de ti, una vez más. Pero antes de irme de ese bar que nos había visto reconciliar el tiempo en un segundo, me tomaste la mano, y susurraste: “es bello verte otra vez”. Y me besaste. Y te besé. Sin culpas, sin miedos ya por el otro, sin preguntas por lo que la noche esperaba de cada uno. Comprendiendo que habíamos nacido para un tiempo equivocado, comprendiendo que nuestra vida estaba repleta de estos encuentros con los que apenas sabríamos qué hacer. Y comprendiendo en realidad que ya no había mucho más que hacer. Palpitaste con tus ojos en mi pelo, temblaste por última vez con tus labios en los míos, y en silencio me prometiste que te arrepentías. Y yo en silencio te perdoné. Con la Torre Eiffel a cuestas, esa misma que alguna vez soñamos subir juntos. Y entonces me fui, no sin antes voltearme una última vez, con la lágrima final en el borde de mi cordura, viéndote morir en la mesa del bar oscurecido por la historia de los amantes desencontrados una vez más, con la copa de vino en la mano, y el millón de recuerdos resguardados del miedo y del olvido.
La noche me esperaba tibia, con un hombre en casa que preguntaba por qué mi tardanza, aceptando que la no respuesta era entonces una forma de pedir perdón. Esa noche no pude besarlo, porque sólo pensaba en volver a verte. Y por meses cada vez que salí de la Facultad donde tomaba mis cursos de perfeccionamiento, pensé en volver a encontrarte en la misma esquina, por mis ganas locas de besar los pedazos de piel que nos iban quedando. Pero no volviste. Y yo a ti tampoco. Y en fin fue el silencio de la despedida el que valió la pena guardar, para siempre entre mis ojos, con un secreto doloroso en lo profundo, por todo lo que siempre dejó de ser eterno para los dos. Y para siempre decidí guardarte, protegido del frío miedo de lo cotidiano, a veces tan descabellado y cruel, del que he querido sacarte desde el primer día en que te vi, y del que nunca pudiste en definitiva desaparecer. Porque yo lo elegí también, como la vida que quise vivir. Como un gran amor, como para tener siempre a quien extrañar. Como aquel que existió sólo para repetir “que no se nos olvide”, por todos estos dolorosos recuerdos de amor y des-encuentro, tatuados en el cuerpo. Para siempre, con tu historia en mi piel.



"I've been addicted to you...

Goodbye my lover, goodbye my friend,

you have been the one, you have been the one for me.



I am a dreamer, and when I awake,

you can break my spirit, it's my dreams you take

And as you move on remember me, remember us and all we used to be..."



(James Blunt)

Sunday, September 26, 2010

En punta de pies



Apretón de guata cuando se me cruza en el pensamiento
el recuerdo de ese silencio
el recuerdo de los temores y ansiedades
el recuerdo de empezar.

Revolución de peros cuando hablo de mañana
porque sobre la mesa de centro
un par de cartas arrepentidas
y el castigo de un destiempo

Pero quietud honesta y loca cuando cierro los ojos
con la mirada entre cejas queriendo gritar
con el espacio incierto entre los cuerpos
con la risa entre dientes, como un brindis cómplice de besos.

Y qué más da
no pensar más?


"If I kiss you where it's sore
if I kiss you where it's sore
will you feel better, better, better,
will you feel anything at all?"

(Regina Spektor)

Sunday, September 12, 2010

To Let Go


Esto es un "se acabó".

Porque de un momento a otro decidiste arrancarme de tu vida, y arrancarme a mí la vida.
Porque se te olvidó las veces que nos prometimos futuros inciertos.
Porque elegiste antes el reflejo de tu espejo, que mis ganas de quererte.
Porque volviste certeza mi profundo dolor por no ser suficiente.

Porque desde hoy, ya no me basta tu silencio.

Porque no bastaron mis argumentos insistentes de que nosotros éramos más fuertes.
Porque malgastaste todos los sueños que te di.
Porque sigues prefiriendo no enfrentar.
Porque eres cobarde, loco y estúpido,
y se me acaban las ganas de pensar en ti.

Porque de inmadurez y excesivas aprensiones se ha construido tu distancia
Porque ya de pronto apareces menos en mis sueños,
y poco a poco se me olvidan las razones que tuve para salvarte de ti mismo
Tantas veces...

Porque desde hoy, ya no me basta tu temor.

Porque fuiste torpe, con tu sonrisa ingenua, cada vez que me pediste que no me fuera,
sin ofrecer nada a cambio, sólo dudas y preguntas.
Porque se me acaban los argumentos para obligarte a quererme
Porque me cansé de repetirte que esto era más grande que los tiempos y procesos.
Porque mi desnudez se vulneró demasiado con tu indiferencia.

Porque desde hoy ya no me basta tu despecho.

Porque no supiste cuidarme de ti mismo,
ni cobijar mis temores con respuestas ingenuas y promesas al viento.
¡Porque así es el amor...
y porque ya no quiero amarte así!
Porque eres todo de silencio, vacíos y soledad,
porque estás loco, y porque en tu locura decidiste perderme.
Porque no necesito más de tu cuerpo para sentirme viva,
porque me has obligado a tener que vivir sin ti.

Porque desde hoy a mi piel ya no le basta tu recuerdo.

Porque no has aparecido, ni piensas hacerlo.
Porque estás lleno de argumentos para estar sin mi.
Porque te valieron más los temores de crecer, que la intención de cuidarme.
Porque estás más lejos de lo que jamás pensé.
Y porque con desdén, una noche sin razones, decidiste partir.
Y porque te dejé partir, y aún así no quisiste volver.

Porque desde hoy, ya no basta mi amor solo para seguir esperándote.

Porque nunca quise a nadie como te he querido a ti,
Porque te entregué lo más puro e inocente de mi locura al amarte así.
Y porque después de todo, fui una más de tus mujeres sin sentido.
Porque me cansé de esperar cada día que llegara una carta tuya, un mail, una flor,
una aparición arrebatada que viniera a buscarme otra vez.
Porque temo que te acostumbraste demasiado rápido a vivir sin mi.
Porque puedo intuir el alivio absurdo que sentiste el día que me dejaste,
a pesar de mis lágrimas y las tuyas, y toda una historia en intensidad.

Y porque desde hoy, mi amor por ti ya no me quita la esperanza
de volver algún día a querer sin ti.

Porque tendré lágrimas eternas para llorar por ti,
y lo digo al modo de una resignación,
porque ya no quiero seguir secándolas pensando en que mañana volverás.
Porque mis lágrimas ya no descansan sobre tu ombligo,
sino sobre las sábanas aún húmedas de tu cuerpo por la última vez que jugaste a quererme.
Porque has sido el hombre que más he querido, y aún así no estás aquí.
Porque te llenaste de máscaras las ganas de quererme.
Porque ya no puedo seguir creyendo en ti, sin saber siquiera dónde estás.

Porque desde hoy, ya no me interesa qué hagas con mi recuerdo.

Feliz cumplemes, mi amor. Por este primer mes en que me has obligado a tener que vivir sin ti.
Deseo de corazón que seas feliz en tu vida,
pues yo en la mía lo seré,
con aquel que sepa encontrar nuevamente en mis ojos
estas ganas absurdas que me quedaron de quererte a ti.

"No sabes cuánto te he querido
olvidarte es saber que no hay forma
Ahora tengo que aprender a desnombrarte
con los ojos más que con la boca...

Sigues siendo la dueña
del gigante que se esconde en mi silencio
Has cambiado mi forma de mirar,
has cambiado el sentido de las calles...

Caminar sin ti, no es del todo andar,
has llenado los semáforos de sangre

No me moriré, pero ya verás,
cómo no sabré esquivar los vientos que te nombren,
No me cansaré de pensar que estás,
a mi lado, pero no como una sombra.

Y no sabes que aún cocino para ti,
y no sabes que dibujo tu perfil
con las frases que hace tiempo te escribí,
con las frases que ahora estallan junto a mi.
Y no sabes que no debes sonreír,
no me abraces que no sabré salir
de los besos que de pronto no me das,
de este fuego que te alumbra cuando no estás...

Has cambiado mi forma de mirar,
has cambiado el sentido de las calles...
Caminar sin ti, no es del todo andar,
has llenado los semáforos de sangre

No me moriré, pero ya verás,
cómo no sabré esquivar los vientos que te nombren,
No me cansaré de pensar que estás,
a mi lado, pero no como una sombra."

("No sabes cuánto te he querido", Paco Bello)

Tuesday, September 07, 2010

"Pa' fuera telarañas"


Porque sueño nuevamente con estos bosquejos de deseo
donde se me aparecen de a poco las ganas
de volver a encontrar un sentido

Porque he vibrado nuevamente como quinceañera
cuando con palabras francesas me bailaba aquel extraño
y me arrebataba confusiones
Porque reencuentro a la mujer escondida en mi
que se cansa de tus excusas
y las primaveras que no te quieren esperar más

Porque he sido amada por mil hombres, furtivos y no tanto,
que me han colmado de cuerpos y calor
ahí donde se me agotan los recuerdos de ti

Hoy simplemente quiero agradecer
A la vida, porque sigo viva

A pesar de ti

"Como quien tira de una cuerda que se romperá,
tirar, tirar, tirar, tirar,
Como sin darse cuenta rozar un poco más
los ojos aún cerrados para no afrontar...

Ahora no estás aquí, ahora no estoy aquí,
pero el silencio es la más elocuente forma de mentir.

En tu silencio habita el mío,
y en alguna parte de mi cuerpo habitó un trozo de tu olor,
En tu silencio habita el mío,
y en alguna parte de mi cuerpo habitó un trozo de dolor.

Ahora no estás aquí, ahora no estoy aquí,
abrázame para que piense alguna vez en ti"

(Bebé: "Pa' fuera telarañas")

Tuesday, April 13, 2010

El dolor del cuerpo


Culpable de ser pequeña niña
de habitar el estorbo de mi propio cuerpo
que ya no quiere molestar
Culpable de ser infinitamente triste
y sentirme sola y malagradecida
por todo lo que no fue dicho
Culpable en lo profundo de ser amada
con tu cuerpo y mi deseo
que no bastan para calmar
Culpable en lo absoluto de tu beso
de tu cuerpo infranqueable
y mi destino despiadado de perder
Culpable de pedirte que te vayas, entre dientes,
bajo las llagas de un pasado
que me culpa de existir
Porque aquí en lo profundo de no poder mentir
es donde siento el vacío inmenso
De este incansable sobrevivir

Y culpable con este reclamo de ahuyentarte
por la imperdonable repetición de una herida
que este par de ojos ya no quieren ver

Culpable en lo profundo de quedarme quieta y no mirar
que alrededor ya no quedan huellas
de un destino, a perseguir

Culpable de ser mujer
y morir en el intento
con mi cuerpo que se encierra tras paredes tristes

Y culpable infinitamente de haber seguido peleando
contra este "todo y todos"
que entre diente me negaban

los deseos de existir.

"Déjame entrar al dolor de tu cuerpo,
quiero morir mendigando tu paz
Déjame estar condenado en tus huesos,
nadie me hable, ya déjame entrar"
(Pedro Aznar)

"There are children standing there
arms outstretched into the sky
but no one ask the question why...
And I see no bravery, no bravery
in your eyes anymore, only sadness"
(James Blunt)

Thursday, March 11, 2010

Tiempos de tortugueo...

Aló? Aló? Aló?
Hay alguien ahí??

Amanda no contesta. Amanda no está, o está escondida, o dolida. O quizás simplemente se fue.

Amanda ya no lucha, ya no escribe, Amanda hoy silencia sus temores con las réplicas en el noticiero y el cambio de mando. Y la absurdidad de no estar de acuerdo y que eso sea lo que menos importa.

Amanda ya no critica: sus pacientes le han enseñado que papi Freud algo tenía de razón. Que el dolor puede sanarse, u olvidarse, o simplemente disimularse para darle en el gusto a la terapeuta.

Amanda ya no viste ropas viejas, gastadas, e intencionales. Amanda hoy viste pantalones de tela y blusas femeninas de uno o dos colores. Y no se maquilla demasiado, y lleva su pelo largo en tono natural, sin tintes ni reclamos.

Amanda ya encontró el amor. Una relación estable y serena en la cual no hay mucho que temer. Y Amanda no duda. Nunca, nunca! Y cuando duda, calla. Y se duerme, porque al despertar siempre las cosas vuelven a parecer más amables. Por lo tanto sólo hay que esperar. Y cuando llega un hombre con un encanto bajo el brazo, Amanda no sonríe con los labios, sino sólo con los ojos, no vaya a ser que después reaparezca la infranqueable insatisfacción.

Amanda ya no duda. Sólo se cansa, a veces. Pero cuando se cansa, duerme. Porque al día siguiente tiene que estudiar para su examen de grado, o bien ir a trabajar y jugar a ser psicóloga.

Por todo lo anterior, luego de una extensa reunión de alto mando, los administrativos de Blogger han llegado a formular algunas hipótesis con respecto al comportamiento de nuestra Amanda. Aquí algunas de esas conclusiones que creemos deben estar en el dominio de la opinión pública.

1) Creemos fervientemente que lo que tiene Amanda es miedo. Miedo de pensar demasiado. Miedo de poner en duda cosas que normalmente debería agradecer.
Porque cuando los suelos tiemblan, y los vecinos lloran y se angustian, y la gente pierde todo lo que tenía, lo que hay que hacer es agradecer la sobrevivencia. Y no buscar más.
Es lo que hay, y está bien. Se agradece. No molestarse en preguntar de más.

2) Hemos llegado a la conclusión que Amanda aún existe, no se ha ido aún a ningún lado. Simplemente está escondida, en su refugio secreto de cien paredes, y que por eso no ha vuelto a escribir. Sin embargo, tenemos serias dudas con respecto a su comportamiento físico: creemos que Amanda tiembla con la tierra, así en oleaje, aferrada al mundo y su vaivén. Y creemos que susurra a ratos, bajo el umbral de sus pupilas, una sentencia que antes acostumbraba a escribir en sus relatos: "no sé escribir, no sé escribir".

3) Por último, tenemos serias dudas de si Amanda volverá. Dejamos al criterio de ella y sus compañeros de vida, la posibilidad de devolverla al mundo que ella misma había creado antes. Tenemos la extraña intuición de que una parte de esta Amanda necesita volver a transitar los mundos locos de la vida, las cárceles silenciosas de nuestro cotidiano, para reírse y verse reflejada en ellas más de lo que creía.
Porque allí es donde ha nacido esta Amanda. y allí es donde debe volver. Antes de que sea demasiado tarde, y los perdones no alcancen a mostrarle su camino de regreso.