Tuesday, February 28, 2006

Palabras al viento

Todo es viento cuando faltas

El humo de mi cigarro chocaba con la ventana del auto, en humarea, en soplido violento. Mi alrededor iluminado de luces, de autos que pasaban apurando el tiempo, de anochecer que se gastaba en una moderna capital.
Una música que no es fácil. Una música que me enfrentaba a mí misma, como se enfrentaba el humo contra el parabrisa, como se enfrentaba mi alma al silencio de la noche. Un espacio vacío, que se enfrenta con esa tonta lágrima que deposito en la cajita de los sueños eternos.

Aunque gastado, manoseado, mi boca aún guarda un secreto.
Aunque cada día sea menos mío y más del viento.

El tiempo andaba lento. El reloj y su absurdo caminar. Y en honor a la estupidez se plantó en mí un vértigo inexplicable, una sensación de brisa helada que me arrancó el pensamiento.
No saben que soy de todo lo que no está.
No saben que estoy más en la noche oscura que en mi propia sinceridad.

Soy de nadie porque estoy en tu boca. Soy del cielo porque me canso del tiempo y su penoso andar, rítmico, incesante, triste...
Y soy de tus manos como tú de mi silencio.
Pues en tu boca dices cielo, y en tus manos viento.
Eres el aire, ese mismo que golpea mi vientre en esas noches de estupor. Eres lo mismo que respiro cuando fumo, lo mismo que golpea la ventana del auto.
Lo mismo que se escabulle entre mis pies al caminar.
Y por eso soy de ti. Porque soy del viento, y la tormenta. Del silencio y la quietud.
Del vértigo.

Somos todos del mañana, del ahora y del jamás. Somos todos de la nada, pues somos tiempo, y el tiempo no existe sino sólo para dar fe de que vivimos. Y en fin todo se reduce a un espacio vacío, a una ventolera que nos roba el aliento, a un silencio que albergamos con los labios cerrados.
¿Valdrá la pena una guerra en nuestros cuerpos, si fuimos sólo de un suspiro?
Si estamos solos en el aire, si el tiempo no existe, y los recuerdos los trae el viento.

Si todo es viento cuando duermo, si todo es viento cuando no estás...

"Desperté y el silencio supo a ti
y al abrir la ventana supe más,
supe que la mañana se podía recortar
para enviarla en un sobre a donde sueles despertar.
Qué maneras extrañas tengo para recordar!
Las historias hermosas son así,
nos prometen de lejos ser verdad,
le pedimos al tiempo que les traiga por acá
y al final en un sueño suelen ser casualidad."
(A. Filio)

Viento, tráeme de vuelta, una vez más...

Saturday, February 25, 2006

Santo Domingo, o un poco de mi propia historia albergada en esos ojos

Ocho de la mañana, suena mi despertador. En mi cabeza un estruendoso "noooo", casi tan desesperado como en un día lunes de cualquer semana universitaria. En frente, mi papá con bata y una animosa voz de "qué lindo está el día". Sólo quería dormir, pero una extraña motivación me levantó de la cama, a pesar del sueño y el carrete de la noche anterior. Y me duché.
Partimos como a las 10 de la mañana, después de que mi papá se dio más vueltas de las que nunca se había dado desde que lo conozco. Se le caían las llaves, se le olvidó el chaleco como tres veces, etc.
Pero partimos. Pasamos a buscar a mi abuela, y la carretera se hizo a nuestro haber más tarde que temprano, con los valles a los lados, el sol de mediodía, y mis ganas de subir la radio que tocaba a Ismael Serrano.
Finalmente llegamos a Santo Domingo, y en un dos por tres, encontramos la casa tan esperada. Tantos años de mi niñez esperando ese momento, imaginando cómo podía ser, tantas historias con huecos reemplazados por la imaginación que en ese momento se acabaría. De la pura especulación pasaría por fin a la realidad.

La realidad de un tío abuelo que tanto esperé conocer. La realidad de un viejo-con-historia. La realidad de una historia entera, enigmática, ciertamente increíble, encerrada en esos ojos rojos, cansados de vejez.

Es el hermano mayor de mi abuelo Miguel, que falleció como hace 15 años. Es el único representante de mi familia paterna directo de Francia, hijo de mi bisabuelo que arribó hace más de cien años al puerto de Valparaiso, a probar nuevas fronteras. Pero más allá de todo, es un viejo con tanta historia, historia de Chile, tanta vivencia irreplicable, incomprensible, muchas veces innombrable...

Y ahí estuve, en su casa en la playa, dónde tiene sus pollos y patos y gallinas, como siempre lo soñó. Dónde a pesar de sus casi cien años, todos los días se baña en su pequeña piscina y se tira de cabeza a nadar. Dónde en su pieza guarda con exactitud tres fotos de su hijo fallecido, dónde con una sensibilidad acongojante repasa una a una sus fotos al tiempo que humedece sus ojos rugosos de niño trotamundos.
Tantas historias que sé y jamás habré de contar... Y tantas historias que se esconden en sus ojos y jamás sabré... Y orgullo, tanto orgullo de que hoy por fin, después de toda una vida estampada en él, y veinte años pululando en mi, he conocido a un tío-abuelo que sin saberlo, en un par de horas, me enseñó un poco de lo que es vivir. Vivir como si cada segundo fuera el último. Vivir a pesar del cuerpo añejo, con sinceridad eterna, con una verdad que más que anecdótica, es un privilegio.
Vivir con verdad. Vivir con esos ojos rojizos, gastados de tanto llorar, de tanto soñar con presentes inabarcables, de tanto recordar pasados que no se van. Vivir con esas orejas gigantes que apenas pueden oír, pues se van sellando en su propia musicalidad.
Cien años de vida. Un niño de cien años que aún no se cansa de reír, de despertarse frente al mar, y recordar que es de ahí de dónde vino, y ahí dónde habrá de terminar. Con una vida a cuestas, con pérdidas irrecuperables, con silencios incomprendidos, con misterios inabarcables, y con la pureza de esa sonrisa que no acaba de despertar...

Su secreto, que no deja de enseñar. Su verdad, que abruma mis veinte años de esperanza y ejemplo. El "viejo choro" que de una u otra forma se queda en mi, con su regalo, con su ejemplo, por fin real.
-"Marie Thérèse", repetía, igual que mi abuelo. Y yo sonriendo con ganas de llorar. Colmada de sabiduría, de experiencia, de admiración.
Y fui testigo de un señor inmortalizado por la historia de un país, y por la historia de un par de fotos que lo recuerdan eterno, para siempre en todo lo que vivió y conoció, para siempre en mi nombre y mi pasado, y desde hoy, para siempre en mi recuerdo y mis anhelos de vejez...

Wednesday, February 22, 2006

Mis... (uf!) cinco hábitos...

Y bueno, me invitaron a "jugar". "Ciber-jugar". "Blog-jugar". Me invitaron a jugar un juego que más que un juego se presenta para mí como un interesante desafío.
Uhmm... Mis cinco hábitos... ¿Hábitos? ¿Qué es eso?
La verdad es que me cuesta encontrar hábitos en mi vida cotidiana, en términos de un "hábito por excelencia", es decir, una costumbre que lleve a cabo todos los días, infaliblemente. A pesar de que últimamente me he dado cuenta que mis rasgos obsesivos son bastantes, y fundamentales en mi personalidad (la obsesividad con las ideas, la exacerbada racionalidad, el análisis crítico de todo lo que me rodea, etc), en términos prácticos no tengo rutinas propiamente tales.

Odio la palabra rutina (aunque la gente que tiene hábitos me simpatiza... De alguna forma la admiro)
Odio levantarme todos los días y tomar el mismo desayuno.
Odio incluso ducharme todos los días de la misma manera.

Me sería mucho más fácil enumerar mis no-hábitos. Está claro: soy un caos. Pero por eso mismo el desafío es mayor, y más seductor...
Así que veamos:

1º Tengo una especial afición por escuchar música todas las mañanas, antes de que empiece el día. Se ha vuelto casi una práctica espiritual que me llena de alegría y energía para enfrentar el nuevo día de rutinas universitarias. Aunque ojo: no es una prácitca recomendada para personas con problemas al corazón, lo digo por experiencia propia, porque en esos casos, los efectos podrían ser inversos (es decir, tristeza y pusilanimidad!).

2º Una de las manías en mí que más adoro es que luego de escribir, sea lo que sea (poesía, ensayo para la Universidad, una tontera en el blog), debo releer lo escrito y fumarme un cigarro mientras lo hago. Ese sin duda es uno de los cigarros que más extraño cuando falta, cuando el negocio anda lento, porque es preciso y perfecto para el momento. Sentir cómo se consume lentamente mientras consumo yo misma mis propias palabras al leerlas... Uf! Exquisito! De hecho este es el único hábito particular que me hace dudar si algún día podré dejar el cigarro para siempre... ¿Cómo dejar mi cigarro-creativo?

3º Hábito, hábito, hábito... Uhmmm... ¡Subrayar o destacar cuando leo textos para la U! ¿Ese cuenta? Igual es medio obsesivo. No puedo leer si no tengo un destacador o un lápiz grueso para subrayar y que se note. ¡Y no puedo! No puedo no más... Sí, igual es un hábito.

4º (Mientras más avanzo, menos creativa me pongo y más me cuesta encontrar hábitos. Uf!) Bueno, este es un pseudo-hábito, porque no lo pongo en práctica todos los días, sino sólo cuando no estoy demasiado cansada en la noche. Y es que me gusta cuando me acuesto que las puertas de mi closet estén cerradas. ¡He llegado incluso a levantarme de la cama para cerrarlas! Pero créanme que a fines de semestre lo de menos es que las puertas del closet estén abiertas, porque en realidad mi pieza entera es un caos, todo en el suelo: cuadernos, textos, ropa, la tasa con el café, el cenicero (al lado de la ventana abierta. ¡Súper sano!)... Es que bueno, mi pieza y mi escritorio suelen ser el reflejo preciso de mi estado mental, y a fines de semestre mi mente es un torbellino de autores, teorías, presiones, pruebas y ahogo y ganas de ser libre.

5º (Bueno, mi creatividad llegó a su límite, sólo porque la idea es que esto sea honesto, porque sino podría inventar miles de hábitos que no existen. Me veo en la obligación de plagiar un hábito que leí, y que también me pertenece. Mis disculpas pertinentes.) Mi quinto y último hábito es que siempre, en mi bolso, mochila, intento de bolso, o lo que sea, ando con varias opciones de lectura (proporcionalmente directas al viaje que emprenderé: si voy a la U, son 2 o 3, si es fin de semestre, son 10-15, si voy de vacaciones dos semanas, son 3 o 4, si voy a ver a una amiga en micro, 1 o 2, etc...) Eso. Bueno, y si voy a andar en micro o metro, llevo conmigo mi dixman, con mucha trova, y canto en la micro sin importarme que todos piensen que estoy loca (aunque igual canto bajito, nunca tan loca!).

No saben el trabajo que me costó encontrar cinco hábitos presentes en mi cotidianeidad... Como dije, suelo ser más bien dispersa, volátil... Me gusta que cada día sea una sorpresa, hacerlo todo porque quiero y cuando quiero... Es agotador, es mucho más fácil tener ciertas rutinas, porque no nos obligan a tener que elegir todos los días ciertas cosas que a veces son poco importantes, como el desayuno, la ducha, el orden, etc.

Ah! Tengo un 6º hábito! Jaja, quién lo diría? Y es... que... me ducho todos los días...
Mmm?
Eso.

"Un cazador digno de serlo no captura animales porque pone trampas, ni porque conoce las rutinas de su presa, sino porque él mismo no tiene rutinas. Ésa es su ventaja. No es de ningún modo como los animales que persigue, fijos en rutinas pesadas y en caprichos previsibles; es libre, fluido, imprevisible."
(Carlos Castaneda, Viaje a Ixtlán)

Palabras a un futuro que no sé nombrar...

Entre el cielo y el infierno. Amiga de Dios y del diablo. Tan cerca que me quema, tan lejos que me hiela. Chicha y limonada. Todo al mismo tiempo.
Alegría. Tristeza.
Mentira. Verdad.

No sé qué hacer. No sé qué decir. No sé si sentir alivio, o un miedo terrible.
Hoy he subido y he caído en espacios ínfimos de tiempo. He sonreído y he llorado, sin intermedios. He temido, he soñado. Me he revuelto sola en mil pensamientos.

Me duele la cabeza.
Me emocioné con José Feliciano en el festival. Ahora escribo en el computador, sin tener ni la más mínima idea de adónde voy a llegar con todo esto.

Y estoy en el Espacio, ahí dónde los astronautas flotan sin rumbo, y dónde un mínimo descontrol puede arrojarlos sin piedad a la inmensidad del Universo. Ahí mismo, dónde no tengo ni cuerpo, ni destino.
Me acurruco en la almohada, y tengo ganas de llorar. Miro entonces mis pies, empapados de suelo y verano. Me levanto, voy al baño, la cabeza me retumba, y decido emprender una búsqueda-literaria-sin-sentido en el computador.

Me intoxica no saber dónde estoy. Papeles al viento, voy a explotar.

Tanto pasado, tanto. Tanto recuerdo innombrable, tantos sueños que no quiero despertar.
No quiero soñar una vez más esos sueños gastados, que por fin estaban-como-olvidados.
Sin embargo, no puedo dejar de pensar que el amor me abruma, que la sinceridad del "te amo" es algo que nunca se olvida después de que se dice por primera vez, cuando uno castiga su orgullo para aceptar que necesita de un otro, de Ese Otro que ya no se va.
Cuando ya no hay vuelta atrás. Cuando en una mirada se hace el mundo, y todo lo cursi que puede caber en él. Cuando ya todo está demás, y es al mismo tiempo tan necesario, tan preciso.
Con la garganta en la mano, y sola en mi habitación, soy testigo de amores que a mi lado van nombrando las frases antes impensadas, que van construyendo en su camino una comunión hermosa, perfecta...
Y yo aquí, pensando que el amor me abruma, me aterra, que me invita y me desvela, que me mata y me sostiene en el cielo, que me llena de flores y amaneceres, y canciones y necesidad.

"Entre el cielo y el infierno, moriré de frente para ver tus ojos"...
Mientras me matan las palabras que creí escuchar, hago cruces en el cielo para esperar, invento historias que no existen, y dejo de dormir... Sólo mientras espero a que me muera del todo, entre el destino de un reencuentro, y la incertidumbre de saber que nunca será como yo lo soñé...
Y eso es esto. Un poco de palabras que no tienen nombre, escritas a un futuro que no tiene fecha, para un amor que no sé si existirá, o sólo lo invento yo con este tonto delirio de madrugada...

Cuando el adiós es más fuerte, cuando el otoño a nuestros pies es el reflejo de un pasado que no volverá. Cuando el adiós, y mi recuerdo de tí.

When it´s over.

"Juro que no vuelvo a hablar del tema, porque aunque no quiera todo terminó.
Cada quien mañana pegará la vuelta, hacia su destino sin decir adiós.
Juro que no vuelves a escuchar mi voz,
no importa que estalle todo en mi interior,
aunque yo no entienda ya esta situación
esta historia acaba porque nunca comenzó...
Te doy la espalda, empiezo a andar,
pero no dejo de pensar,
prendo un recuerdo para evaporar tu amor
y más se inflama el corazón..."
(F. Delgadillo)

Tuesday, February 21, 2006

Lo más parecido a un "arranque"

Quiero decir que no sé si me gusta tanto que este blog se esté transformando en un espacio de poesía y reflexión propia, inacabada, a veces cursi, desarticulada...
También quiero decir, y no por justificarme, aunque en realidad sí, que cuando intenté someter a discusión un tema (hace unos cuantos posts*) no obtuve ningún tipo de respuesta. Esperaba cuando menos una acalorada discusión bloguística, de aquellas almas de lucha que pululan en la blogósfera. Pero apenas una respuesta, y más aún, de mi mejor amiga! (Tengo la secreta sospecha de que yo le pedí que comentara)

En fin. No quiero que llegue Marzo. ¿Porqué tengo que pedir que no llegue? Simplemente debería no llegar. Porque no, no más. Porque no es tiempo, porque nos faltó tiempo. Porque es claro que aún no conseguimos arreglar el mundo...

Hacen falta más conversaciones de sobremesa, más viajes, descubrir más fronteras, más personas...
El negocio anda lento caserito, todavía no queman las papas.
¿Qué hacemos con el choclo? Su tonta huma!!!

Sigo con ganas de hablar de cualquier cosa. Generalmente cuando hablamos de cualquier cosa hablamos de cosas más interesantes que cuando hablamos de esos locos que estaban más locos que una, como Freud, Winnicott*, y todos esos nombres que se me olvidan en vacaciones.
Prefiero la locura de Raskolnikoff*, que asesinó a dos mujeres por el precio de una, y que tiene un libro entero en su honor.
Prefiero la locura de Rimbaud en el infierno*. ¡Mínimo que se vuelva loco si se va al infierno! ¿O no?
Prefiero un Santiago vacío, vacío de la gente que se extraña porque está lejos, veraneando en algún balneario, o durmiendo en un bar de mala muerte, llorando las penas de un amor no correspondido... Sí los hay, créanme, todavía existen esas personas que ahogan sus lágrimas infinitas en alcohol hasta casi bordear lo cursi del amor no correspondido... Créanme, pueden incluso ser mujeres... ¡Imaginen!

¡Imaginen! ¡Imaginen! ¡Imaginen! ¡Nada como imaginar! Nada como estar un par de minutos, que parecen horas, recostada en mi cama imaginando historias, reencuentros que jamás existirán, personajes de libros, y películas mamonas con música de fondo.
¿Me estaré volviendo loca?

Maupassant me contó que había un extraño ser, llamado el Horla*, que deambulaba por la casa, y poseía a las personas. Es de naturaleza superior al hombre, invisible e indestructible. Acosador, acecha a la vuelta de la puerta de entrada a la cocina...
Silencio! Escuchemos. Quizás detrás de nuestra cabeza, en este mismo instante, acaba de pasar el loco de la motosierra*.
Y sí. Este es un delirio de primera. Number one. Corriente de conciencia, le dicen los que saben, yo le llamo locura de verano, o una manera educada y diplomática de decir:
"¡¡¡Por la &%$·&# no quiero que se acaben las vacaciones!!!!"

Bueno, eso es to, eso es to, eso es todo amigos*.

**Bibliografía Complementaria** (o para descifrar un poco del excentricismo del texto):
- "Algo sobre el tiempo y nosotros mismos (2005 v/s 2006)", del blog Cherchez l'Intrus, este mismito
- "Freud, Winnicot", todos los profes de mi Escuela de Psicología
- "Crimen y Castigo", Fedor Dostoievsky
- "Una Temporada en el Infierno", Arthur Rimbaud
- "El Horla", Guy de Maupassant
- "El loco de la motosierra", película
- Porky

Sunday, February 19, 2006

De regreso, pero no tanto...

"No conforme con tus ojos
te propongo menos cielo y más abrazo,
hace tiempo que te sueño y no sé cómo explicárselo a estas manos.
Sigues siendo irremediable..."
(A. Filio)


Menos cielo y más abrazo,
menos tiempo y más verdad,
menos ojos, menos manos,
menos sueño y más cansancio...
Por una vez, en vez de seguir luchando,
pensemos que no somos nadie,
por una vez, y para siempre,
menos silencio para pensar
y más sonrisas por qué brindar.
Acaso no saben que la noche les canta una canción,
acaso no saben que la distancia los reclama
allá lejos,
separados por el verde sureño y las mañanas de sol y mermelada alemana...
Un küchen para mamá.
Un abrazo para recordar.
Respiro hondo, para que se quede
todo lo vivido,
todo lo sentido...
Por una vez, un poco más de mí y menos de tí,
y de tus besos esquivos
por una vez, una y primera vez,
un viaje para quedarse,
un hogar ambulatorio que ahora extraño...
De vuelta, frente al pc y la inminencia de mil recuerdos,
sólo repito suavemente un "hasta luego" reposado,
re-pensado, re-soñado.
Y un küchen para mamá.
Los momentos que ahora guardo conmigo,
los momentos que ya no se van...
Tanta gente, tantas historias, testimonios de lucha,
de bondad...
Fui por dos semanas el caminante que siempre quise ser,
y descubrí entre pupilas los sueños que cuando niña alimenté.
Fue/fui real,
el viaje se queda conmigo,
el viaje y mis sueños,
el viaje y las esperanzas que existían mucho antes de que pudiera yo descubrirlas.
Sí, el mundo existía antes de ser descubierto,
y ahora está aquí,
en un recuerdo veinteañero que jamás olvidaré...
No se irán nunca,
nunca porque están en el espacio preciso entre el frondoso bosque verde y el amanecer del sur,
nunca porque están ahí donde yo existo,
ahí mismo donde me reinventé,
incluso antes de redescubrirme pequeña...
Guantes chilotes para el invierno,
una mistela para brindar,
un anillo a gamba,
y una foto, sólo una foto,
una foto y todo lo demás...
He vuelto, pero no te vas, tú no te vas,
tú, trovadora ilusión,
hermitaño corazón
de mis ganas de viajar,
tú, sueño quinceañero por fin de verdad,
tú no te vas jamás,
porque eres la acumulación de historias
compartidas con personas que nunca volveré a ver,
de sonrisas tan fugaces, tan inascibles como el instante
que en un momento nos retuvo en una sobremesa familiar,
y al minuto siguiente nos llevó lejos, con mochilas y toda la vida a cuestas,
a empeñar nuevos horizontes.
Tú, tan pequeña,
tan infinitamente breve,
tú no te irás jamás...

Cuando empiezo a escribir nunca sé qué voy a escribir,
y hoy sólo sé que escribo esto a modo de agradecimiento,
de extraña quietud,
para sentarme frente al computador,
y a la inminencia de un nuevo marzo
respirando hondo,
para que todo se quede, todo lo vivido...
Los recuerdos: sur, viaje, mochileo, Vale, Chika, Tía María, Sra. Pilar,
están en el preciso lugar,
ahí donde estoy yo ahora,
ahí donde recuerdo hoy y para siempre
porque hoy soy un poco más del viento, que de nadie...

Tuesday, February 14, 2006

Sentada en la vereda del Sur de Chile


"Vértigo, que el mundo pare,
que corto se me hace el viaje...
Me escucharás, me buscarás cuando me pierda
y no señale el norte la estrella polar"
(I. Serrano)

Lejos del calor humeante y pegajoso de la capital, sólo diré que no quiero volver, al menos no por ahora, porque se hace corto el tiempo y todo parece haber sido una escapada...
Y lo es. Porque escapo de lo que digo que soy cuando suelo ser como todos los días, en mi Santiago cansado, en mi Santiago-hogar.
Escapo porque me encuentro, y vuelvo a ser precisa para el espacio entre el frondoso bosque y el mar.
Es preciso respirar hondo, para que se quede para siempre... Para que todo se quede para siempre, el mar, el cielo, y el silencio y mis sueños...

Todavía no me hables de volver...