Tuesday, January 31, 2006

A un lado del camino

Soy vecina del calor, del verano, y de los días extraños...

Luego de una noche de Tequila y larga caminata por las calles de Providencia, la mañana se agotó en calores y llamadas indiscretas al celular. Y fui vecina de las micros que pasaban aceleradas, de la gente apurada, de la transpiración, del verano y la sombra al pie de los árboles.
Fui vecina de una historia, de una suave confesión.
Fui vecina de un caballero sentado a mi lado en la micro, que miraba la ventana, y apoyaba su cabeza en las manos cansadas. Fui vecina de un poema recitado por una joven -hermosa mujer- que apenas modulaba las "eses" y las "erres" por un problema a la mandíbula.
Fui vecina de los perros callejeros, de la tristeza de mi mejor amiga, de la soledad compartida.
Fui vecina de unos ojos, al pie del río y del abrazo.

Soy vecina de mis sueños, y mis delirios de tarde, sobre la cama, con los ojos cerrados, y la interrupción de mi madre. Soy vecina de mis ganas de llorar. Soy vecina de mis ganas de viajar.
Soy vecina de un viaje próximo, aproximado por fechas, pasajes, destinos y espera...

Soy vecina de mi casa que esta noche está sola una vez más, porque mi padre duerme como si no estuviera, y yo, bueno yo sigo siendo sólo vecina de mí misma.

Vecina de mis sueños y mi verdad. Vecina de esta historia que me entreteje en pensamientos ajenos, liberados. Vecina de mi punto sin retorno. Vecina porque estoy a un lado: a un lado de la cama, a un lado de la cocina, a un lado de la mesa de comedor, a un lado del auto de mi papá, a un lado del río, a un lado de un bus al sur ("véntana, por favor").
A un lado de tu recuerdo, a un lado de olvidarte.

Fumo mi cigarro con el lado izquierdo de mi boca. Uso un anillo en mi mano derecha. Mi bolso va cruzado, y desde mi hombro izquierdo pasa entre mi pecho, y aterriza al lado derecho de mi cadera.
Me besas la mejilla izquierda. Al lado de mi boca.

Y todo esto es un arranque de locura, al lado de la ventana, mirando el lado iluminado de la Luna. A un lado de mi boca, al otro lado de la tuya.

No existes. Te invento. Y sigo siendo vecina de mis sueños.
Vecina de mi historia, entrecortada.
Asumo. Asumo la verdad de este delirio, sin olvidar que hoy día soy vecina.
Vecina de mí misma, al lado del camino, donde falta algo, donde me gusta estar...

"Me gusta estar al lado del camino,
fumando el humo mientras todo pasa,
me gusta abrir los ojos y estar vivo,
tener que vérmelas con la resaca...
Si alguna vez me cruzas por la calle
regálame tu beso y no te aflijas,
si ves que estoy pensando en otra cosa
no es nada malo es que pasó una brisa,
la brisa de la muerte enamorada
que ronda como un ángel asesino,
mas no te asustes siempre se me pasa,
es sólo la emoción de estar vivo..."
(Fito Paez)

5 comments:

Elisa said...

Al lado y sobre el camino. Observando y caminando, dejando tus hermosas huellas sobre tantos caminos. Sobre el camino de mi vida que te extraña, a veces te exige quizá en forma egoísta, y necesita tus huellas y tu andar alegre y soñador por la vida.
Te amo amiga y no te odio como en un arranque de "mi vida es terrible y nadie me comprende", escribí. Sólo que ese día, no era el día.
Perdóname por el paseo por Provi.
Al final, fue una crisis de celos brígida del joven G. Más longi!
pero se solucionó.
mañana hablamos, con tecito, sandía y bilz. y la compañía del trío de amiguis, todo el rato y con MUCHO cariño
Te quiero, sin parar
ashí shúper loca
Tu amigui.
E.

J. said...

Nada qué decir... una vez más estoy cautivada con tu narrativa...
¡qué buen detalle ese de "ventana por favor"!... dulces sorpresas acechan en tu relato, a la vuelta del párrafo más impensado. [inspirado en Vargas Llosa].

Salu2!

Claudia said...

me trajiste un bello recuerdo con "me gusta estar al lado del camino"
gracias

J. said...

te acabo de invitar a jugar >>

Pato.M. said...

La genialidad sensible de siempre, como debe ser.

Mis sonrisas con admiración.