Sunday, January 29, 2006

Algo sobre el tiempo y nosotros mismos... (2005 v/s 2006?)

Es frágil el hombre y su tiempo
descubierto y desvelado ahí, entre cadenas y miradas que nosotros mismos le inventamos...

Silhuetas que caminan, y el nuevo año ven pasar. Comienzan ante sus ojos los momentos que vendrán, se destierran futuros inesperados que con paciencia cultivamos.
Creímos que el pasado se cerraba un día, un día de fuegos artificiales y abrazos emocionados.
Creímos que el pasado quedaba atrás con sólo querer que así fuera.
Pretendimos negar que aún somos de él, pero al tiempo nos descubrimos inquietos pues siempre seremos de él, de acuerdo con lo sinceros que podamos ser.

Se entretejen en mi memoria mis pasados, y mis sueños. Se entremezclan en mi espacio los silencios que no son, y los que volvemos a crear.

No soy de nadie, ni del cielo ni de la distancia. No soy de nadie sino del tiempo y sus abarrotes. No soy de nadie, sino del tiempo, del pasado y su condición.

Se levanta el día, y la tarde le rehuye. Se levanta el día y la noche anterior aparece moribunda, como queriendo ser asesinada por la luz del sol. Pero somos hombres, y el futuro no existe sino sólo en nuestra voluntad, pues ahí se inventa y se silencia.
El pasado es de nosotros tanto como el presente. Se coagula, se inmiscuye, contamina y purifica estos ojos ajados que quieren olvidar.

Y ahora detengámonos a pensar: ¿será que el tiempo no existe, o somos nosotros -pequeños cobardes- que lo matamos?

3 comments:

Amanda said...

Chinita linda preciosa:
Mira, tú no te quedas tampoco tan atrás con tus arranques por debajo de la mesa, haciendo actuar a Tatita como superhéroe, y que a pesar de tí misma se te salga el "Peldón" en medio de una sala consternada.
"Todo esta en el estilo" (Fa, 2006).
Igual admiramos tu capacidad para hacer reír a 50 alumnos y a Reinoso en medio de una terrible clase, y para sacarnos a recreo antes de tiempo...

Te queremos
Fa y Tere

Amanda said...

Y si... Opinen sobre el tema...
Jo Jo.

Claudia said...

a ratos pienso que nosotros lo matamos con nuestras decisiones desafortunadas